El hombre que fue detenido ayer en Fuengirola por su presunta implicación en la muerte de la joven hallada el pasado lunes en el cauce embovedado del arroyo Real ha confesado el crimen. El magistrado del Juzgado de Instrucción número 2 de esta localidad ordenó ayer su inmediato ingreso en prisión después de escuchar al detenido, que al parecer dio la misma versión que ante los investigadores de la Policía Nacional.

La detención se produjo horas después de que la fallecida fuera identificada a través de una necrorreseña dactilar como Elisabeth U. G., de 31 años, natural de Almería y residente en Fuengirola. Esa identificación permitió a los agentes cercar al entorno más cercano a la víctima, que mantenía una relación de amistad con el detenido. Su cuerpo fue hallado la mañana del pasado lunes.

Detenido ayer

La Policía Nacional detuvo ayer al hombre, de unos 60 años, por su presunta implicación en el crimen de la mujer cuyo cadáver fue encontrado el pasado lunes en el cauce embovedado del arroyo Real de Fuengirola. Fuentes de la Comisaría Provincial de Málaga confirmaron el arresto a mediodía de ayer, aunque no quisieron determinar su grado de implicación en los hechos. Tan solo indicaron que se trata de una persona que pertenece al entorno de la fallecida.

La detención ha sido posible gracias a la identificación del cadáver, hecho que se produjo el martes durante la autopsia, ya que el cadáver no portaba documentación alguna. Finalmente se trata de Elizabeth U. G., una joven de 31 años natural de Almería que residía en Fuengirola. El examen forense desveló que la mujer falleció por asfixia, tal y como adelantó este periódico el martes y no por los golpes que presentaba en la cabeza. Igualmente, la policía destacó el hecho de que el cuerpo no presentaba signos de agresión sexual ni le habían sustraído sus efectos personales, por lo que la hipótesis del robo también perdió consistencia.

Los investigadores han fechado la muerte de Elizabeth el pasado sábado 7 de enero y están convencidos de que no murió en el lugar en el que fue encontrado el cuerpo ataviado con un chándal, enrollado en un plástico y tapado con una manta con motivos arabescos y en pleno proceso de descomposición.

Colonia

Según fuentes cercanas al caso, cuando los agentes procedieron a desembalar el cuerpo, el olor propio de la descomposición estaba mezclado con una buena dosis de colonia. Esto ha llevado a pensar a los investigadores que el autor o los autores del crimen pudieron rociar el cadáver con algún producto perfumado para intentar retrasar lo inevitable en otro punto del municipio o en el mismo lugar del hallazgo.

Este se produjo el pasado lunes sobre las 10.00 horas de la mañana por un hombre que paseaba con su perro por el tramo embovedado del arroyo Real de Fuengirola. Él fue quien dio la voz de alarma a la Sala del 091 de la Policía Nacional.