Afortunadamente, todo quedó en un susto. Una treintena de niños de entre cuatro y ocho años tuvieron que ser desalojados ayer por la tarde de la piscina municipal María Peláez por culpa de un escape de cloro en uno de los difusores de la instalación.

Todo ocurrió sobre las 16 horas de ayer cuando se detectó el escape debido al picor de ojos e irritación de la garganta que presentaban alguno de los menores que estaban participando en clase de natación en ese instante. En seguida, los propios monitores y empleados de mantenimiento del edificio procedieron a la evacuación de los menores de la piscina y avisaron a la Policía Local.

«Comenzamos a sentir en el ambiente un fuerte olor a cloro y a algunos niños les dolía un poco los ojos y la garganta. La actuación tanto de los responsables municipales como, posteriormente, de los bomberos y los agentes de la Policía Local fue impecable y, por suerte, no han habido males mayores», explicó Fabián de Frutos, padre de uno de los niños que, en ese momento, se encontraba nadando en la piscina.

Según este padre, en el momento del accidente se estaba produciendo el cambio de turno de las clases, por lo que había en el recinto más niños que en una clase habitual.

Fuentes sanitarias informaron de que no se registraron demandas de asistencia por reacción al cloro en los centros de salud cercanos. El Ayuntamiento trabaja ya en la reparación de la avería para abrir la piscina cuanto antes.