A Cristóbal González, a sus 76 años, todavía le cuesta mantener la calma cuando recuerda lo que le pasó el pasado domingo 19 de febrero. Fue el día en que falleció su esposa, Teresa, en sus brazos, de forma repentina y sin que, pese a llamar por dos veces a los servicios de emergencia 061, nadie la atendiera durante dos interminables horas, según denuncia. Por ese motivo, este vecino de Mijas Pueblo interpuso, el 28 de marzo, una denuncia, por omisión del deber de socorro, contra el servicio dependiente de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

«Era domingo y, justamente, la habíamos acostado una mujer que venía a cuidarla y yo, a las 15 horas. Ella se fue y me puse a ver la televisión. Debido a su enfermedad -tenía alzheimer- solía llamarme muy a menudo porque se le olvidaban las cosas pero, en esta ocasión no preguntaba nada, así que fui a ver cómo estaba. Me la encontré con los ojos idos y lacia. La avisé, pero no respondía. Me puse muy nervioso», relata el anciano mijeño conteniendo la emoción.

Cristóbal llamó, entonces, a una vecina y ésta, al ver la situación, decidió llamar, desde el teléfono de la propia casa, a los servicios médicos de emergencia 061. Eran las 15.30 horas, como el propio Cristóbal señala con la factura telefónica en la mano, y el aviso que él mismo comunicó a la asistenta del 061, fue recibido correctamente, según cuenta.

Los minutos iban pasando, y los diez minutos de espera que la operadora telefónica le había comunicado inicialmente, fueron pasando hasta llegar a las 16.23 horas. «Yo ya no sabía qué hacer. Estaba todo el tiempo junto a mi mujer, tratando de hacer lo posible por reanimarla y, cuando escuchaba un coche, salía al balcón a ver si era la ambulancia. Todavía la estoy esperando», se queja amargamente.

Eran ya cerca de las 17 horas y una prima de la fallecida, que acudió a la casa para ayudar, se fue al consultorio médico de Mijas Pueblo para avisar al médico que, sobre esa hora, tenía que aparecer para cubrir el turno de guardia.

«Lo pilló abriendo el ambulatorio y vino tan rápido como pudo. Pero ya sólo pudo certificar la muerte de mi mujer», dice contrariado.

Deficiencias. González se prometió, entonces, que denunciaría este hecho para poner de manifiesto las deficiencias sanitarias que sufren en Mijas Pueblo y para que, además, no volviera a ocurrirle algo parecido a ningún otro vecino, según relata.

«No se puede permitir que ocurra una urgencia, no haya un médico de guardia en el pueblo hasta que su horario lo diga y que, encima, si llamas a una ambulancia ésta no venga. Lo que más me duele de todo es que las dos veces que llamé me dijeron que «en seguida venía» y todavía los estoy esperando. Ni siquiera me han llamado para darme una explicación. Estamos muy indignados», dice muy seriamente.

Por su parte, fuentes de la Delegación de Salud del ente regional aseguran desconocer la denuncia y lamentaron la muerte de Teresa el pasado mes de febrero. Asimismo, fuentes cercanas al órgano autonómico en nuestra provincia mostraron su respeto al proceso, así como su disposición a las autoridades judiciales para cualquier cosa que precisen de este asunto.

Fuentes del 061, igualmente, señalaron que no ha llegado la denuncia del vecino de Mijas y que piensan iniciar un análisis interno de la situación ocurrida hace un mes.