En Selwo Marina Delfinarium están de celebración, cumplen 10 años. Y para conmemorar este evento, el parque, situado en Benalmádena, y por el que han pasado más de 2,6 millones de visitantes, tiene preparadas numerosas actividades durante toda la temporada. Aunque sin duda, quienes ponen la guinda a esta gran celebración son sus animales más famosos, los delfines.

Un total de siete delfines forman la actual familia de Selwo Marina, David, Toné, Rumbo, Romeo, Astro, Bravo y Zeus, que hacen las delicias de los visitantes que cada día pasan por el delfinario para poder disfrutar de su espectáculo con innumerables piruetas, saltos y juegos. Con ellos, a través de la propuesta Muy Cerca, se puede conocer a estos animales, observar sus características, participar en su entrenamiento o acariciarlos, con el aliciente de ser el único lugar de Andalucía donde se puede disfrutar de esta experiencia.

Pero, los delfines tienen una jornada de trabajo muy organizada y muy divertida, de hecho, «son como niños, al final, casi siempre hacen lo que quieren», asegura el responsable de mamíferos acuáticos de Selwo Marina, Gabriel Introini. Estos mamíferos tan inteligentes hacen muchos de sus ejercicios de manera innata, según explica Introini, ya que muchos de los saltos que se pueden ver durante el espectáculo los utilizan para avisar a su grupo de un lugar donde hay comida o como ritual de conquista a las hembras.

Aquellos ejercicios que les enseñan los monitores, tal y como relata el responsable de estos mamíferos, los aprenden a través de crearles una rutina. «Con un silbato se les guía, si lo hacen bien se les acaricia o se les aplaude y se les da un poco de comida, y volvemos a tocar el silbato para que relacionen la acción correcta con el sonido», cuenta Introini, mientras que si la acción que realizan los delfines no le gusta a sus monitores «se les ignora». Con todo, los delfines pueden tardar en aprender algún ejercicio de 15 días a tres meses, todo depende de la dificultad de la acción y «de las ganas que tengan, porque si no colaboran no hay forma de enseñarles». Por ello, «enseñar a un delfín requiere mucha paciencia, ganarte el aprecio del animal y mucho, mucho amor», asegura Gabriel Introini.

Una de las piezas clave en el aprendizaje de los delfines es la comida, de hecho, pasan prácticamente todo el día comiendo, y llegan a comer entre cinco y ocho kilogramos de pescado durante toda la jornada. Arenques, calamar, capellán, y una amplia variedad de pescados forman parte de su dieta, con todas las vitaminas necesarias; y durante su primera ración, los monitores aprovechan para hacer con los delfines los ejercicios médicos, de revisión de cola, boca, ojos y aletas.

La relación entre los siete delfines macho jóvenes es muy buena, «son muy sociables», aunque entre ellos, como en cualquier especie, puede haber competencia o grupos en un determinado momento, «son como niños pequeños en el patio del colegio», señala Introini. Ayer, la directora de Selwo Marina Delfinarium, María José Marañón, y el alcalde de Benalmádena, Javier Carnero, visitaron a los delfines, junto a los que entonaron el cumpleaños feliz.