A la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, no le ha hecho ninguna gracia el estado en que quedaron las playas del municipio tras la celebración de la noche de San Juan. Tanto que la responsable municipal anunció ayer en el pleno de la localidad que se replanteará la celebración de la misma para los años siguientes debido, precisamente, al comportamiento de algunos participantes.

Según la regidora, los servicios de limpieza municipales –compuestos por una treintena de trabajadores acompañados de seis policías locales– recogieron, el pasado domingo, un total de 45 toneladas de basura en once horas. Además, denunció que uno o varios individuos quemaron una caseta deportiva de la playa cercana al evento central, en la playa de El Castillo; que se encontraron varias defecaciones en el parque fluvial del río Fuengirola así como barandillas del puente de la Armada rotas.

«Fuengirola no a va permitir más esta agresión al medio ambiente, a los vecinos y a la ciudad. Es una falta de respecto absoluta para todos. No hay justificación para este tipo de actitudes. Ya no es por la suciedad, que ya es bastante, sino por la gravedad de los residuos que dejan como botellas de cristal que pueden provocar accidentes de cierta importancia», dijo indignada la munícipe.

Oña calificó, además, el comportamiento de algunos participantes como «incorrecto, incívico y, en algunos casos, salvaje».