La aventura de la joven pareja de Mijas (Málaga) que, junto a sus dos hijos pequeños, lo dejó todo para dar la vuelta al mundo en autocaravana va a tener un pequeño paréntesis después de casi cuatro meses, en los que han recorrido Europa y han hecho más de 12.000 kilómetros, y en los que sobre todo han aprendido "multitud de valores" y han descubierto "personas y lugares encantadores".

Problemas de salud han obligado a Fleur Touzelet, una francesa afincada en la Costa del Sol desde que era niña, a volver a casa en avión desde Moscú con sus dos pequeños, Aïsha, de cinco años, y Noah, de uno, mientras que su marido, Fernando Fernández, regresa por carretera con la autocaravana. El objetivo es aprovechar el tiempo de recuperación de ella para ir preparando todo lo necesario de manera que en dos o tres meses puedan partir hacia América.

Como ha explicado Fernández a Europa Press, la etapa de Asia hasta Australia se pospone para después del continente americano. "Tenemos que elegir la mejor época para viajar por América y preparar lo mínimo necesario para que esta aventura pueda seguir", ha indicado.

Fernández ha dejado claro que, "aunque cambiamos el orden del recorrido de Asia-América, esta aventura sigue; es solamente un pequeño cambio en el camino para recuperarnos y poner nuevo rumbo". De igual modo se ha manifestado su mujer, quien ha hecho hincapié en que "esto no acaba aquí, es sólo un paréntesis para curarme, y seguiremos con nuestra vuelta al mundo".

Aparte de España, de donde salieron el pasado 3 de mayo, han dejado su huella en países como Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Alemania, República Checa, Austria, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia o Rusia y de todos esos sitios han hecho su hogar. Quien mejor define esa sensación es la pequeña Aïsha, que, según ha trasladado su padre, dice que "es la casa que más le gusta porque un día podemos estar en un parque y otro junto al mar".

ROMPER CON TODO

Después de nueve años, Fernández dejó su empleo fijo como auxiliar administrativo en CIOMijas, porque, como él mismo señaló, "llevábamos un tiempo que no nos gustaba el sistema de vida que estábamos llevando en cuanto al trabajo, demasiado burocrático, y la rutina en general, y nosotros somos unas personas inquietas, que nos gusta ver cosas". Además, vendieron sus pertenencias --casa, muebles, electrodomésticos, ropa, libros y coche-- y se compraron una autocaravana con el objetivo de romper con todo y dar la vuelta al mundo.

La organización de esta aventura, con una duración total aproximada de tres años, comenzó tras el verano de 2011, al ver un vídeo del estadounidense de Seattle que viajaba por todo el mundo y que en cada lugar emblemático realizaba un baile. No obstante, llevaron todo en secreto hasta el pasado mes de febrero.

Sin duda, una decisión de esta envergadura no dejó indiferentes a sus familiares y amigos. "Hubo opiniones de todo tipo", ha afirmado, y, aunque, inicialmente, pueda chocar que, dadas las circunstancias económicas y laborales actuales de España, "deje un trabajo fijo para irme a la aventura" y sobre todo con dos niños pequeños, "al final todos nos apoyaron y nos dicen que somos sus ídolos".