Torremolinos es, desde ayer y durante unos días, la capital mundial del vino. Representantes del sector de todas las clases de caldos venidos desde todas partes del mundo forman parte de la XIII edición de la Feria del Vino de la ciudad, que se celebra, un año más, en el Palacio de Congresos de la localidad de la Costa del Sol.

Pero ésta no es una edición cualquiera. Además de la célebre bebida espirituosa del dios Baco, en esta ocasión se podrán degustar productos exclusivos de la más alta gastronomía. Lo que técnicamente se conoce en el ámbito de la sumillería como el maridaje.

«Pretendemos ofrecer al visitante la mayor interacción posible, tanto a profesionales del sector como a visitantes, para que sepan acompañar correctamente un buen vino de una buena comida y viceversa», explica el director técnico de la muestra, Juan Miguel Rubio.

Así por ejemplo, hay expositores de exquisitos Ribera del Duero y magníficos quesos del lugar. Olorosos andaluces y jamón ibérico de indescriptible sabor e intensidad. Verdaderamente, pasear por el Palacio de Congresos torremolinense estos días es toda una experiencia de placeres sensoriales que no se pueden dejar escapar.

«Aquí mucha gente se da cuenta de la importancia del maridaje, el acompañamiento a un buen vino. La armonía entre ambos elementos es esencial para extraerles el máximo provecho posible a cada uno de ellos», expone abnegadamente Sancho Adam, sumiller y miembro del jurado de la XIII edición de los Premios Palacio, que evalúa el nivel de más de 100 caldos nacionales e internacionales.

Algunos tan extravagantes como un vino de hielo canadiense. «Hay vinos que pueden criarse en condiciones de frío en zonas como Canadá, Alemania y Austria. Son sabores muy particulares», apunta Adam.

Hoy, paralelamente a la actividad expositora, se falla el premio especial del público, y mañana lunes, el premio al mejor sumiller joven de Andalucía.