­Desde que la Guardia Civil hallara hace unas semanas el espectacular arsenal de armas, gran parte de ellas de guerra, los investigadores se enfrentan a un trabajo de chinos que supone analizar cada una de ellas. Teniendo en cuenta que las fuentes más prudentes hablan de entre 200 y 300 unidades, los agentes del instituto armado tienen que rastrear minuciosamente cada arma para determinar no sólo la procedencia o el destino de las mismas, sino si en el pasado estuvieron implicadas en algún suceso relevante. Sin duda, un trabajo enorme para los especialistas de balística de la Guardia Civil, que según fuentes cercanas al caso han contabilizado más 15.000 proyectiles de diferente calibre.

Mientras tanto, fuera de los laboratorios, los agentes de Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) siguen liderando las pesquisas para determinar cómo y cuándo llegaron esas armas hasta la Costa del Sol. Concretamente, hasta al menos un inmueble de Rincón de la Victoria y no Mijas como este diario publicó el sábado. Los agentes encontraron allí el que consideran el mayor arsenal de armas ilegales encontrado hasta ahora en nuestro país con un catálogo que incluye armas de fuego en diferentes estados de conservación y munición. Escopetas, fusiles de asalto y subfusiles automáticos y semiautomáticos o ametralladoras son algunas de las piezas almacenadas junto a un buen número de armas cortas, según las fuentes. Sin embargo, como adelantara La Opinión de Málaga, entre los cientos de armas encontradas, la parte del arsenal que más impresionó a los agentes es la relativa a los artefactos que obligaron a movilizar al Servicio de Desactivación de Explosivos de la Guardia Civil hasta el arsenal. No obstante, entre el material intervenido había granadas de mano y proyectiles que se adentran en el campo de la artillería. Aquí destaca la presencia de obuses de diferentes tamaños y calibre, algunos de ellos con sus correspondientes cañones o bazucas.

El peso de la operación Yedra, bautizada así por la cantidad de ramificaciones y dificultades que los agentes se están encontrando durante las pesquisas, ha recaído sobre los agentes del Seprona de Málaga, aunque la dimensión del caso ha llevado a la Guardia Civil a crear un equipo multidisciplinar en el que participan varias unidades de élite procedentes de varios puntos del país y hasta la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol). El objetivo es determinar la posible vinculación de los investigados con otros grupos dedicados a otras actividades criminales.

El hallazgo del arsenal ha sido posible gracias a una investigación urbanística en la que el Seprona detuvo el pasado mes de mayo a una docena de personas por presuntos delitos de blanqueo de capitales y contra la ordenación del territorio. Esto llevó hasta la Sierra de Churriana, donde la investigación de los agentes a todos los implicados llevó hasta el polvorín.