­Dos desahucios en dos días. Este es el balance de las últimas 48 horas en Estepona, una ciudad consternada por los últimos sucesos. Si el pasado miércoles perdía su casa la joven marroquí Hannan y sus dos hijos menores, el jueves era el turno de Boujemaa y su familia.

Desde las 6.00 horas, agentes de la Policía Nacional y Local cortaron el tráfico de la calle Huertas, lugar donde se ubica el piso. Boujemaa, originario de Marruecos, vivía en el inmueble junto a su pareja y tres hijos de 18, 16 y 2 años de edad, además de su hermano.

La última noche la pasaron acompañados por miembros de la plataforma Stop Desahucios. En esta ocasión el lanzamiento ha sido más rápido que el del día anterior. Miembros de colectivos antidesahucios, vecinos y amigos se concentraron en las proximidades del edificio en señal de protesta y apoyo a los afectados. Entre ellos se encontraba Hannan, la chica desahuciada el día anterior.

Al llegar el juez, desde la vivienda tanto la familia como los miembros de Stop Desahucios, intentaron hacer una oposición pacífica pero finalmente el lanzamiento acabó realizándose.

Al salir de su hogar, Boujemaa y Hannan se fundieron en un emotivo abrazo que acabó con ambos en el suelo tras desmayarse de la tensión. Una ambulancia tuvo que acudir al lugar para atenderlos.

En el momento del desahucio los hijos de la pareja se encontraban en el interior y vivieron momentos de desesperación. Anoche toda la familia se trasladó a la casa de un amigo marroquí para pasar esa primera jornada.

Boujemaa se había quedado sin trabajo en 2012 y recibía una ayuda por desempleo de 426 euros al mes, por lo que tuvo que dejar de pagar la hipoteca. La familia se había instalado en este piso en 2006 y,tras la falta de empleo del padre y el hermano de éste, la situación económica se fue complicando. Tras pagar 100.000 euros de hipoteca, aún quedan otros 200.000 euros por abonar a los que no han podido hacer frente.

Al igual que ocurriera el martes con Hannan, el Ayuntamiento les ha ofrecido alojamiento hasta que encuentren un piso alquilado, ayuda declinada por la familia que se hospeda con unos amigos.