Uno de los lemas que más se repitió en Torremolinos durante la pasada campaña electoral, previa al vuelco que experimentó el municipio en términos políticos, fue el de «la época de la tristeza ha terminado». Si había un titular que por entonces podían suscribir todos los grupos de la oposición al Partido Popular -que disfrutaba de mayoría absoluta y había gobernado durante 20 años-, era el de una necesidad: recuperar la ilusión perdida y conseguir que la localidad que tanta fama mundial alcanzó renaciese de sus cenizas como el Ave Fénix.

El actual equipo de gobierno incide en ese aspecto: «La tristeza ya terminó». Y aspira a reconducir la política local, mediante el diálogo permanente con colectivos ciudadanos y empresariales y la aprobación de importantes iniciativas: un presupuesto adaptado a la realidad actual y una revisión del Plan General de Ordenación Urbana que permita atraer, como ya ha empezado a ocurrir, a inversores dispuestos en volver a situar a Torremolinos en el eje turístico de la Costa del Sol, en enclave determinante por sus extensas playas y la cercanía del aeropuerto de Málaga o la gran terminal de cruceros que es ya el puerto de la capital.

Pero hay aspecto que incluso serán noticia en los próximos meses y que hasta ahora no se habían analizado. El equipo de gobierno que ahora guía los destinos de la ciudad, en permanente diálogo con las fuerzas vivas, está a punto de descifrar los misterios de un enclave que en épocas prehistóricas, concretamente en la zona de la playa del Bajondillo, ya empezó a recibir a sus «primeros turistas». Favorecer la recuperación de las tradiciones, la apuesta por el talento y la creatividad y apostar por la multiculturalidad son otros de los pilares del nuevo Torremolinos.

El Ayuntamiento remarca que ya alberga, entre sus cerca de 70.000 habitantes, una cuota de residentes foráneos de más del 20%, representantes de hasta 170 nacionalidades distintas. Muchas de esas comunidades están arraigadas y en los próximos años «podrán proyectarse», mediante la celebración de actividades en las que hebreos, musulmanes o hindúes ofrezcan sus tradiciones y su gastronomía. Pero aún hay más, como agregan los portavoces del equipo de gobierno: Gas Natural y otras grandes compañías al fin podrán entrar en la ciudad.

Ocio y descanso

También se impulsarán nuevas áreas de ocio, compatibles con el descanso. Se buscará un modelo «alternativo a las discotecas a pie de playa abiertas hasta las seis de la mañana». Se buscará la reestructuración de La Nogalera o de la playa de la Carihuela, con la intención de atraer de nuevo a inversores que un día optaron por decir adiós a Torremolinos.

PeatonalizaciónRegenerar el casco histórico, a través de nuevas obras urbanas

El equipo de gobierno del PSOE en el Ayuntamiento de Torremolinos recuerda que en su programa electoral ya figuraba la peatonalización de la plaza Costa del Sol como uno de sus puntos destacados. Con esta iniciativa se pretende poner en marcha un ciclo de obras urbanas que pretenden «recuperar la economía local y favorecer la creación de nuevos negocios, así como la revitalización del casco histórico». En este entorno existen, según el alcalde, José Ortiz, más de 2.000 locales cerrados, herencia de un pasado comercial floreciente y un posterior declive. El Consistorio añade que está en permanente diálogo con comerciantes y hosteleros para sumar nuevas propuestas y conseguir el objetivo de recuperar la ilusión colectiva.