La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a un total de 27 años de prisión a los cinco policías locales de Mijas y al vecino de la localidad que se dedicaron en 2009 a robar droga a los narcotraficantes, usando para ello la información privilegiada de la que disponían así como sus uniformes y los coches patrulla. Cuatro de ellos han sido sentenciados a cuatro años y medio de prisión, uno a cinco años y el único de los acusados que no era policía a cuatro años. La Audiencia los califica de grupo organizado.

"Actuando todos ellos en connivencia formaron de hecho un grupo organizado bajo de la dependencia del primero de ellos, J. M. M., con la finalidad específica de apoderarse de sustancia estupefaciente que introdujeran terceras personas en territorio nacional para dedicarse posteriormente a distribuirla a cambio de dinero", consta en el apartado de hechos probados de la sentencia.

Así, usando coches oficiales de policía, provistos con sus uniformes reglamentarios, placas, armas e información obtenida por su trabajo, "cuando tenían conocimiento de un alijo, desembarco u operación de tráfico de drogas, se presentaban en el momento oportuno en el lugar de la transacción, exhibiendo el aparato policial del que disponían, incluidos los prioritarios de su vehículo, lo que producía el lógico temor entre los traficantes, quienes huían de inmediato", ve acreditado el tribunal malagueño.

Los narcos abandonaban su mercancía, recién introducida en el país o con la que comerciaban, "apoderándose a continuación de ella los policías locales, de forma que cargaban la sustancia y la transportaban en los propios coches oficiales al lugar de resguardo que consideraban oportuno y con la garantía de que, en el caso de que fueran sorprendidos en tal actividad, siempre podían justificar su conducta como derivada de una intervención policial legítima de represión del tráfico de sustancias estupefacientes", indica la Sala.

Así, a las 21.10 horas del 6 de noviembre de 2009, dos de los acusados acudieron al domicilio de otro de los agentes, que estaba de baja, dado que este pasaba información a sus compañeros de la existencia de posibles alijos, "dada su relación con delincuentes". En ese encuentro, les dijo que al día siguiente se iba a producir una transacción de hachís, coordinando incluso qué dos coches policiales deberían hacer las vigilancias.

A las ocho de la mañana del día siguiente, el 7 de noviembre de 2009, las unidades iniciaron las vigilancias, de forma que una hora después hallaron en un carril terrizo, ubicado tras el restaurante El Higuerón de Fuengirola, una cantidad de pastillas de 250 gramos de hachís junto a un menor que se dio a la fuga al ver a los vehículos patrulla. Así, los cuatro policías llamaron a otro de los coches, que llegó y cargó la sustancia en un Seat Toledo. Acto seguido, llegó un individuo mandado por un traficante apodado Chuki, quien a las 11.00 horas trasbordó "el alijo del coche oficial a una furgoneta, marchándose del lugar sin ser detenido".

Luego, el vecino de Mijas aceptó, a cambio de dinero, esconder la droga en su casa. Una vez que se registró el domicilio se intervinieron 622 pastillas de hachís que alcanzaban un peso de 162,5 kilos. Posteriormente, uno de los agentes se dirigió a las dependencias de la Policía Local de Mijas y accedió al parking, donde tenía aparcado su Mercedes CLK, que ocultaba cinco pastillas, sumando estas 1,2 kilos. En su casa, se hallaron 20 gramos de hachís sin ser él consumidor.

Finalmente, dos de los acusados se desplazaron en el coche oficial al descampado y recogieron otras 50 pastillas de hachís y un peso global de 12,6 kilos, y llamaron al vecino para que las recogiera. Los tres fueron detenidos antes de que les diera tiempo hacerlo. Los cinco agentes locales han sido, además, inhabilitados para ejercer y los seis condenados deberán abonar fuertes multas.