Benalmádena estrechó ayer los lazos con el pueblo armenio en un acto que sirvió tanto de homenaje como de advertencia para no dejar en el olvido lo que ha sido una de las mayores diásporas en la histora. Con este motivo, el alcalde de Benalmádena, Víctor Navas, y el embajador de Armenia, Avet Adonts, descubrieron en el parque de la Paloma un 'jachkar', o cruz de piedra del país caucásico conmemorativo del genocidio que sufrió el pueblo armenio hace un siglo.

El pasado mes de agosto el pleno la localidad aprobó por unanimidad una resolución de condena del genocidio armenio como muestra de afecto a sus convecinos con origen en aquel país. En dicha resolución, la corporación benalmadense aceptaba además la donación del 'jachkar' que un grupo de ciudadanos ha sufragado como muestra de agradecimiento a la ciudad.

En el acto, al que acudieron más de un centenar de hijos de la diáspora mundial armenia residentes en la localidad y otros municipios vecinos, Víctor Navas recalco el compromiso de su ciudad con la convivencia y la tolerancia de una sociedad que acoge más de un centenar de nacionalidades. El embajador Adonts, por su parte, agradeció la sensibilidad del alcalde y del resto de fuerzas políticas que apoyaron este reconocimiento y expresó el deseo de que "el conocimiento de la historia sirva a la humanidad para construir un futuro mejor".

Las cruces grabadas en piedra o 'jachkares' son parte de la tradición histórico artística de la meseta que atisba el monte Ararat y que conecta Oriente y Occidente, desde Mesopotamia hacia las llanuras de Transcaucasia. Es un arte milenario cuya técnica ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Unesco. Un sacerdote ortodoxo armenio ofició un ritual de bendición de la cruz y el violinista Yuri Petrossian ha interpretado la pieza 'Krung' de Komitas Vardapet, un compositor que perdió la razón tras presenciar las matanzas del gencidio armenio a comienzos del siglo XX.