Los muros del colegio Tirso de Molina de Casablanca, así como el del centro de Tetuán en el que también ejercieron su labor docente, son testigos mudos de una época en la que las penurias por el exilio eran más llevaderas. Así describen hijos de refugiados tras la Guerra Civil, todos ellos residentes actualmente en Málaga, cómo de importante fue para sus vidas la labor docente del matrimonio integrado por María del Carmen Márquez y Salvador Marcos Álvarez.

Estos maestros que entre 1968 y 1978 formaron a miles de escolares en tierras marroquíes acaban de recibir un reconocimiento público en Torremolinos, más concretamente en el Hotel Royal Al-Andalus, donde por sorpresa fueron agasajados mientras disfrutaban de unos días de descanso en compañía de otros jubilados. «Hemos logrado sorprenderlos, sin que fuese fácil. En una página en Facebook que tenemos los alumnos también están ellos, de manera que tuvimos que ir avisándonos al margen de lo que se cuenta en ese foro», expresan los propios exalumnos.

Sebastián Peralta, un agente comercial de 56 años que jamás olvidará el extraordinario trabajo de sus maestros, argumenta: «En la lista de personalidades que pasaron por sus aulas hay actores, escritores y reputados abogados o diplomáticos». Un ejemplo claro lo constituye el intérprete Pedro Casablanc, nacido en Casablanca hace 53 años. Pero también la escritora Genoveva Rodea, hija de emigrantes españoles que residieron en esa misma ciudad.

Peralta remarca asimismo la figura de Marco Antonio Sempere, jefe de laboratorio en el Hospital Costa del Sol. «Hay una importante profesora, una jueza de menores, una procuradora muy reputada... Loli Banco, cuya hija forma parte del proyecto musical Tatishé, o Cristóbal Carrasco, que trabaja actualmente en el Consulado de Casablanca. Ellos siempre aportaron valores a los que fuimos sus alumnos. Y también hay que destacar que, ya en tierras gaditanas, han pasado pos sus aulas artistas de la talla de Andy y Lucas o Kiko & Sara, manifiesta Sebastián.

Tanto María del Carmen como Salvador son ya octogenarios. Ambos nacieron en León. «Les hemos tenido muchísimo cariño, porque ella, igual que él, siempre estaba dispuesta a dar clase de todo. Brindaba un apoyo que estaba por encima de lo que es el trabajo de un profesor. Lo bonito ha sido sorprenderlos lejos de Cádiz, mientras descansaban unos días en Torremolinos. No tenían ni idea de lo que les aguardaba. Más de una docena de sus antiguos alumnos, todos juntos, reunidos para obsequiarles con una placa de recuerdo y brindarles parte del amor que nos regalaron durante años».

El colectivo de exalumnos malagueños intentó sin éxito reunir a otros excompañeros de clase de otras provincias, por lo que no se descarta repetir la experiencia en otros rincones de la geografía española. Recuerdan que hubo un reencuentro en territorio alicantino, aunque sin profesores en aquella ocasión.

«Lo más bonito que María del Carmen ha podido decirnos en esta ocasión es que tuvo unos alumnos muy especiales en Casablanca y Tetuán y que está muy orgullosa de todos nosotros». Salvador expresa que a pesar del paso de los años los valores que inculcaron siguen muy presentes entre el alumnado. Han transcurrido un total de cuatro décadas, que dan para mucho, para miles de vivencias, «pero somos personas importantes, buenas personas, gracias a la labor que desarrollaron».

El exilio no fue ni mucho menos fácil. Pero con la ayuda de maestros de la talla de este matrimonio, el futuro fue esperanzador para miles de hijos de emigrantes.