Una operación internacional ha permitido la detención en Mijas de uno de los líderes de la mayor organización criminal rusa dedicada al tráfico de drogas y que tiene en Estonia su base de operaciones. Su nombre es Vyacheslav Gulevich, objetivo principal de la operación policial por ser el líder de la organización 'Kemerovo', dedicada al tráfico de drogas, aunque mantenía actividades ilícitas también en el tráfico de personas, prostitución y tráfico de armas.

La Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía de la República de Estonia han desarticulado así a la mayor organización criminal rusa dedicada al tráfico de drogas, deteniendo a sus cuatro principales dirigentes, entre ellos su líder Vyacheslav Gulevich, que fue detenido en Mijas, mientras que los otros 3 han sido detenidos en Tallín (Estonia).

Las autoridades estonias llevaban más de dos años investigando las actividades ilícitas de esta organización criminal. La operación adquirió una nueva dimensión tras el asesinato, en septiembre de 2016 por un ajuste de cuentas, de Nikolai Tarankov, máximo líder del mundo criminal ruso en Estonia y del que Gulevich era su mano derecha y sucesor natural al frente de la organización.

Nikolai Tarankov monopolizaba el poder y era el encargado de la recepción del dinero de las distintas organizaciones criminales asentadas en Estonia para su aportación a la denominada "obshack" o "caja común". Abarcaba todos los ámbitos delincuenciales (tráfico de armas, tráfico de drogas, extorsiones, prostitución, trata de seres humanos) y ejercía de juez entre el resto de líderes cuando surgía cualquier disputa. Su poder era reconocido desde los años 90, presidiendo las denominadas "shodkas", a las que asistían los 15 "ladrones en ley" más influyentes. Tal era su poder que dichas reuniones eran conocidas en el ámbito delictivo como "La mesa redonda".

La muerte de Tarankov se produjo a raíz de una guerra interna en la organización, cuando éste retiró su apoyo a uno de los líderes de la organización, que controlaba el mercado de las anfetaminas en Estonia, tras perder una mercancía valorada en un millón de euros. A partir de los ajustes de cuentas y tiroteos que se produjeron entre los distintos clanes, Tarankov fue asesinado y dejó a Gulevich como lider de la organización 'Kemerovo'.

Precisamente este liderazgo y la estrecha vinculación que mantenía con Tarankov, llevó a Vyacheslav Gulevich a asentarse en España, en concreto en Mijas, con idea de buscar un refugio ante posibles ajustes de cuentas. Además, se quería procurar una base de operaciones de sus actividades y que le permitiera blanquear capitales.

El detonante de la operación policial fue la detención en Reus (en junio) de uno de los sicarios implicados en los ajustes de cuentas, Paata Sakhokia. En Estonia, había disparado a uno de los miembros de la organización tras irrumpir en una reunión en un hotel de Tallin. Todo indica que el motivo de su estancia en nuestro país estaba relacionado con dicha guerra de clanes y que buscaba a Gulevich para asesinarle.

Fruto de la cooperación policial entre las autoridades españolas y estonias, inmediatamente después del asentamiento de Gulevich en Mijas, se inició una investigación conjunta para determinar sus actividades ilícitas en nuestro país, desde donde daba instrucciones a su mano derecha para el control del mercado de la droga en su país, pudiéndose corroborar también que extremaba sus medidas de seguridad.

Finalmente, una vez obtenidos los indicios suficientes, el pasado 2 de agosto se actuó de forma simultánea en Mijas y Tallín para detener a los líderes de 'Kemerovo'.

Durante la detención de Gulevich en Mijas se registró su domicilio, donde se encontró documentación de contabilidad, dinero en efectivo escondido y diverso material informático el cual se encuentra pendiente de analizar, así como un hacha y un cuchillo de grandes dimensiones que escondía bajo su almohada.

En Tallin se detuvo al resto de directivos de la organización, incluido el que ejercía el liderazgo ante la ausencia de Gulevich, experto en artes marciales que reclutaba a los "soldados" de 'Kemerovo' en el gimnasio que regentaba, quienes ejecutaban sus órdenes directas. Diez de ellos habían sido detenidos a lo largo del último año por las fuerzas de seguridad estonias. Asimismo, se registraron sus domicilios, donde se incautó diverso material informático y documentación.

Durante la explotación de la operación, dos agentes de la Policía de la República de Estonia se desplazaron a España y un agente de la Policía Nacional y otro de la Guardia Civil se desplazaron a Estonia para realizar labores de apoyo y coordinación.