El embalse de La Concepción, que abastece a la Costa del Sol Occidental, comenzó este viernes a desaguar parte de su caudal. Verterá unos 20 metros cúbicos de agua por segundo hasta el lunes por la mañana para aligerar parte de la carga que le hace estar al 93 por ciento de llenado, con 57 hectómetros cúbicos de los cerca de 62 que puede almacenar.

Fuentes de la Junta de Andalucía señalaron que el desagüe se realiza por el fondo de la represa con el objetivo de que el agua que se vierte al mar arrastre los sedimentos y limpie el barro del lecho de la represa.

La posibilidad de liberar agua al mar ya se había barajado en los últimos días tras las intensas lluvias que cayeron en la provincia en las últimas semanas. Las lluvias han hecho que la presa se sitúe prácticamente al nivel del año pasado y tan sólo en esta última semana ha ganado cinco hectómetros.

Se da la circunstancia de que la Junta de Andalucía tenía previsto publicar un decreto de sequía desde finales del año pasado por la ausencia de precipitaciones. Y que desde entonces se viene restringiendo el agua para riego en otras zonas de la provincia como la Axarquía.

Las lluvias de los últimos días ha permitido retrasar el decreto hasta el otoño. Sin embargo, ni el PP ni el PSOE han sido capaces de recrecer la presa de La Concepción, un proyecto que se reivindica una y otra vez, cada vez que hay sequía.

De la misma manera, tampoco se han invertido los 14 millones de euros necesarios para conectar los embalses de la Costa del Sol, el Guadalhorce y la Axarquía, para aprovechar ese agua.

Por eso, en vez de aprovechar el agua caída estos días, se tirará al mar, pues hoy y mañana, la Costa del Sol estará en alerta amarilla por lluvias que pueden alcanzar los 60 litros por metro cuadrado acumulados en doce horas.

Mientras tanto, la empresa pública de aguas de la Costa del Sol, Acosol, que pertenece a la Mancomunidad de Municipios, mantiene el interés por comprar suministros procedentes de la comarca gaditana del Campo de Gibraltar a pesar de la llegada de las lluvias.

El pantano ya tuvo que desembalsar agua a finales de 2016, también por su alto nivel de llenado.