­Un perito afirmó ayer que la pistola utilizada en el crimen de Gary Hutch en 2015 en Mijas Costa en el contexto de un enfrentamiento entre organizaciones de carácter criminal que operaban internacionalmente, fue manipulada para convertirla en un arma de guerra. El juicio comenzó el pasado lunes por la Ley del Jurado y el acusado, un presunto sicario, de nacionalidad irlandesa, se enfrenta a una petición de prisión permanente revisable.

Al ser preguntado por el fiscal, el perito aseguró que la pistola, una semiautomática marca Glock 26 de calibre 9 mm parabellum, estaba en perfecto estado y que la manipularon para hacerla automática y así convertirla en un arma de guerra.

Según el investigador, la pistola funcionaba correctamente y la víctima sufrió dos disparos a corta distancia, a menos de metro y medio, que le impactaron en la cabeza y le causaron la muerte inmediata. El fiscal mantiene que el presunto sicario actuó al servicio de una de las referidas organizaciones y que ostentaba un elevado nivel de vida en nuestro país disfrutando de viviendas de lujo, coches de alta gama y múltiples viajes al extranjero, entre ellos a Dubai o Tailandia.

Según las pesquisas, el acusado, en prisión desde septiembre del 2016, llegó a adquirir una embarcación valorada en más de 100.000 euros pese a carecer de trabajo o medios de vida conocidos. Tras recibir de personas desconocidas el encargo de acabar con la vida de la víctima, el encausado se dirigió el 24 de septiembre de 2015 en compañía de otra u otras personas, cuya identidad no ha quedado acreditada, al domicilio de la misma, en Mijas Costa.

Una vez allí, mientras su acompañante o acompañantes aguardaban en el interior de un vehículo (que había sido sustraído días antes), el acusado accedió al interior del recinto residencial donde, tras sustituir la gorra que portaba inicialmente por un pasamontañas para evitar ser reconocido, cogió dos armas.

El acusado esperó a su víctima en la zona del aparcamiento comunitario y cuando el hombre se aproximó a su vehículo comenzó a dispararle. La víctima pudo huir a la carrera hacia el interior de la zona comunitaria pero el acusado lo persiguió y efectuó más de quince disparos, y al final le dio alcance y disparó dos veces en la cabeza a una distancia corta, lo que le causó la muerte inmediata. A continuación, el acusado se dio a la fuga e intentó incendiar el vehículo para eliminar cualquier elemento, rastro o vestigio utilizados en su acción criminal, aunque no llegó a conseguir completamente su propósito ante la inmediata intervención de terceras personas.