Mientras Bebe (Valencia, 1978) habla de su último trabajo, Y., se escuchan unos fuertes balbuceos de fondo. Es su hija, de tres meses, que reclama la atención de su madre. Y. es el segundo trabajo de estudio de la artista valenciana criada en Extremadura, que con su Malo, que se convirtió en un himno contra la violencia doméstica, alcanzó un éxito que, confiesa, la sobrepasó.

«El tiempo será para mí lo que yo quiero que sea» dice en uno de sus temas. ¿Sintió en algún momento que no le pertenecía?

Sí, que se me escapaba.

¿Por qué?

Porque estaba todo el santo día trabajando y no se puede estar todo el santo día trabajando.

¿Ahora se ha propuesto tomarse las cosas con más calma?

Ya hace tiempo que tomé esta determinación.

Además, ahora es madre. ¿La ha cambiado la maternidad?

Me ha cambiado muchísimo porque ahora, cuando acabo un concierto, salgo volando a casa para estar con mi niña. No sé aún si me ha cambiado en algo más; eso supongo que se irá viendo poco a poco, con el tiempo.

¿Qué cosas escuecen a Bebe?

Bastante cosas que veo que pasan en el mundo. A veces, hasta prefiero no mirar.

¿Cerrar los ojos?

Cerrar los ojos no, pero sí poner las cosas en su sitio y en cada momento. Soy un animal y quiero hacer mis cosas. Este mundo no va a evolucionar, pero yo sí quiero evolucionar como ser vivo.

Si evolucionásemos todos un poco, ¿el mundo sería mejor?

Lo sería si nos dejásemos llevar un poco más por nuestros instintos como animales que somos.

Tras el éxito de su primer disco, ¿Cómo afrontó éste, con miedo y responsabilidad tal vez?

Con miedo no porque sabía muy bien que lo que iba a ofrecer no era malo. Estaba expectante por la reacción de la gente. Me daba más miedo lo vivido hasta entonces porque la situación era desconcertante.

¿No esperaba alcanzar el éxito que tuvo?

No, porque cuando sacas un disco no sabes qué va a pasar, pero desde luego no te esperas algo así. Yo no, al menos.

¿Está más satisfecha con éste que con el anterior?

Cada uno tiene su parte. En este he trabajado más metida, con más conocimiento de lo que quiero. Es otra etapa de mi vida en la que tengo más consciencia de lo que voy a hacer.

Cinco años sin sacar un disco es mucho tiempo…

Pero estuve trabajando. Grabé el debut en 2004 y hasta 2008 estuve viajando y escribiendo; luego me puse a trabajar en el disco… En realidad, cada uno tiene su ritmo.

¿Ha gozado de la misma libertad para hacer este disco?

Sí. Como con el otro, hice todo lo que quería hacer. Lo único que cambia es que en el primero mi inocencia era más grande porque ahora ya sé cómo funcionan las cosas. En un disco trabaja mucha gente, pero yo soy quien toma las decisiones porque el disco es de uno, para lo bueno y para lo malo.