Cataluña cambia de tercio. La suerte ya está echada. El Parlament catalán decidió ayer prohibir por mayoría absoluta –con el voto favorable de 68 diputados de los 135 del arco parlamentario– la celebración de corridas de toros en una votación en la que finalmente CiU y PSC decantaron la balanza a favor de las tesis animalistas, respaldadas por ERC e ICV y rechazadas por PP y C´s.

El resultado supone que a partir de 2012 el único coso que permanece operativo en la comunidad, La Monumental de Barcelona, deje de celebrar corridas de toros, aunque se mantienen los «correbous» y «correlaç», la suelta de toros y vaquillas en fiestas tradicionales en municipios del sur de Tarragona y que no implican la muerte del animal.

68 votos a favor, 55 en contra y 9 abstenciones decidieron una polémica candente desde que en el mes de diciembre los diputados aceptaran debatir una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la materia, respaldada con 180.000 firmas de ciudadanos. Durante meses, los diputados tuvieron ocasión de escuchar argumentos de defensores y detractores de las corridas taurinas que, salvo excepciones, evitaron el carácter identitario de los festejos, en un debate que contó con la participación del propietario de La Monumental, Pedro Balañá, el apoderado del diestro José Tomás, el científico Jorge Wagensberg y el filósofo Josep Maria Terricabras, entre otros. Tras la aprobación, los numerosos prohibicionistas presentes en el pleno del Parlament como público iniciaron una larga ovación dirigida a los diputados, mientras un abatido Serafín Marín, torero catalán, observaba incrédulo lo sucedido.

Finalmente la diferencia de trece votos entre los prohibicionistas y los defensores de los festejos ha sido superior a lo que se esperaba, como refleja que finalmente 68 diputados –la mayoría absoluta de la cámara catalana– apostó por la abolición, un voto más que cuando se admitió a trámite la ILP.

En las intervenciones, los representantes de las diferentes formaciones aplaudieron la serenidad y madurez democrática con la que se produjo el debate durante estos meses, al tiempo que reiteraron sus posiciones. CiU y PSC defendieron la libertad de voto de sus diputados, aunque el socialista David Pérez, reconocido taurino, pidió a sus compañeros que votaran por la «libertad».

La mayoría de diputados de CiU se inclinó por la prohibición –32–, frente a los siete que han votado en contra, seis que se han abstenido y tres no han participado en la votación –Xavier Pallarès, Francesc Sancho y Josep Maria Pelegrí–. En cuanto al PSC, de sus 37 diputados, tres secundaron la prohibición, tres más se abstuvieron y 31 votaron por la continuidad de los festejos taurinos en Cataluña, entre ellos el propio presidente de la Generalitat, José Montilla. En total, votaron en contra de la prohibición los 14 diputados del PP, los 3 de C´s, 7 de CiU y 31 del PSC.

Entre los nueve diputados que se abstuvieron se encontraba el consejero de Economía, Antoni Castells, que ha votó de forma distinta al presidente de la Generalitat y al de la mayoría de sus compañeros del grupo parlamentario socialista. También se han abstuvo en el grupo socialista su portavoz parlamentario adjunto, Joan Ferran, y la diputada de CpC Rosa Maria Ferrer.

Debate identitario

PP y C´s aseguraron desde la tribuna que tras la intención de prohibir los toros se encuentra la intención de los nacionalistas catalanes de alejarse de cualquier tradición que guarde similitud con España, algo que rechazó con vehemencia CiU y ERC, al defender que la prohibición se basa en criterios estrictamente morales y que las corridas de toros son una tradición plenamente catalana.

«No estamos ante un debate identitario», precisó el diputado de CiU Josep Rull, quien defendió también que la discusión realizada hace de Cataluña una «nación más digna». Rafael Luna (PP) y Albert Rivera (C´s) apuntaron por su parte que la prohibición acarreará unos costes para la Generalitat superiores a los 300 millones de euros, inasumibles en época de crisis.