La expectación en la última corrida de abono de la Feria de Málaga no fue como en las tardes precedentes. Algo más de media entrada acudió al coso malagueño, la peor entrada de todo el ciclo taurino junto al festejo nocturno del sábado. Muchas son las razones por las que la corrida de ayer no tuvo tanto tirón para el público malagueño. Y es que, para mucha gente, la Feria Taurina va ligada al resto de la Semana Grande malagueña, y ésta terminó el sábado por la noche. La gente prefería descansar la resaca en la playa que acudir a los toros.

Además, el ciclo taurino ha ido decayendo durante la semana, y tras los dos últimos petardos, la gente estaba bastante harta de acudir día tras día al coso malagueño a encontrarse más de lo mismo, es decir, nada.

Pero ayer la cosa fue diferente, por lo menos, el público allí presente pudo disfrutar del triunfo de un paisano, Salvador Vega. El torero de Manilva cerró la Feria de Málaga con una gran actuación que maquilla el pobre balance del ciclo.

El torero malagueño eligió el color blanco para su único paseíllo en su tierra este año, un color que le trae muy buenos recuerdos ya que con el consiguió abrir la Puerta Grande Manolo Segura.

Pese a no abrir la Puerta Grande al tratarse de una plaza de primera categoría (el torero necesita cortar dos orejas en el mismo toro), el de Manilva salió a hombros de su cuadrilla por el patio de arrastre.

Antes, durante sus dos vueltas al ruedo, el tiempo se paró para Salvador Vega, que saboreó muy despacio su triunfo. El diestro se paraba a besar cada abanico, cada mantón y cada ramo de flores que caía desde el tendido. Además, el malagueño regaló los dos apéndices arrancados a chavales del público que no podían borrar la sonrisa de su cara.

La afición de Málaga necesita un torero de referencia como el comer. Y visto que a Javier Conde ni se le esperaba ni se le espera, Salvador Vega puede ser el torero esperado por todos.

Por cierto, Javier Conde, como empresario de la plaza, acudió a La Malagueta una tarde más. Pudimos ver al malagueño conversar animosamente con su socio Fernando Puche, la primera vez en toda la semana.

En la plaza, la gente no esperaba gran cosa de la tarde, no por el cartel anunciado, con matadores muy artistas. Abría plaza José Ignacio Uceda Leal, que llegó a los tendidos en su primer toro pero perdió el triunfo por la espada, algo muy raro en el diestro madrileño, que tiene un auténtico cañón en su estoque.

El respetable se impacientó con la cuadrilla del espigado matador por el desconcierto en el tercio de banderillas de sus dos toros. Los subalternos enfadaron a los allí presentes por su inoperancia al intentar clavar los palos.

Curro Díaz, tercero en discordia, no tuvo suerte con su lote aunque el público malagueño aplaudió el gran esfuerzo del torero de Linares por justificar su presencia en la Feria de Málaga.

Otra tarde más, algunos aficionados, situados en las barreras y primeras filas, se quejaron del polvo que levanta el albero de La Malagueta, la gente reclamaba durante toda la Feria que se regara el ruedo con más asiduidad.

La corrida de ayer no tuvo mucho tirón entre las autoridades, que días anteriores poblaban el callejón de La Malagueta. Muchos aprovecharon el domingo sin Feria para comenzar sus vacaciones.

Entre los asistentes pudimos ver a Juan Carlos Lomeña, delegado de Empleo de la Junta de Andalucía en Málaga, que se situó en el burladero de la Subdelegación del Gobierno.

También vimos a Manuel Díaz, concejal de Urbanismo, junto a Javier Banderas, hermano del actor Antonio Banderas.

En el callejón también destacó la presencia del pintor malagueño Eugenio Chicano, junto a su esposa Mariluz Reguero.