La confirmación hace tres temporadas del hallazgo de útiles del Hombre de Neandertal en el interior de la Cueva de Nerja ha abierto un campo insospechado para el análisis de la extinción de esta especie en el planeta, porque incluso se analiza ahora la convivencia de los propios neandertales con cromañones –que precisamente son nuestros antepasados prehistóricos–. Hasta se baraja que unos y otros librasen una feroz batalla por recintos comunes como la cavidad nerjeña.

En este apasionante campo de la investigación científica, un nutrido grupo de estudiosos han encontrado además este pasado fin de semana el reconocimiento público de la agrupación de cuevas turísticas españolas, con motivo del congreso que en esta ocasión han celebrado en tierras onubenses. Allí ha quedado claro que la Cueva de Nerja fue «uno de los últimos puntos del sur de Europa en el que se refugiaron los neandertales». Y los investigadores consideran, casi sin duda alguna, «que esta gruta esconde la clave de la desaparición de dicha especie y su posible coexistencia con los cromañones en un mismo recinto».

Ayer, el gerente de la Cueva, Ángel Ramírez, ratificó que las excavaciones más recientes apuntan a «indicios o evidencias de que los neandertales y los cromañones coexistieron en la gruta». Y será en breve cuando quede determinada esa circunstancia, porque «se realizan actualmente pruebas de datación cronológica y clasificación del materia extraído durante las últimas campañas».

De los análisis podría imaginarse, con datos científicos contrastados, una lucha entre el «más desarrollado físicamente» Homo Neanderthalensis, contra el «más intelectual» Homo Sapiens Sapiens. En los últimos años incluso se ha barajado la inicialmente descartada teoría sobre una posible copulación entre individuos de ambas especies. «De una u otra forma tenemos ante nosotros un futuro apasionante, porque a los encantos turísticos derivados de la singularidad geológica de la gruta, habría que añadirle un posible atractivo científico, en la búsqueda de lo que fuimos en tiempos prehistóricos», añade Ramírez.

«Esta cavidad puede darnos en un futuro muchas respuestas sobre los primeros pobladores de la Costa del Sol. Desde hace casi un cuarto de siglo se trabaja en el interior de la cueva y ya se ha conseguido bajar la cota arqueológica, además de consolidar los perfiles para tener un mejor conocimiento de los diferentes estratos», agrega, acerca de los más recientes estudios que ha coordinado el profesor de Prehistoria de la Universidad de Córdoba José Luis Sanchidrián.

Éste reconoce que por sus características estratográficas no hay un lugar en el mundo similar a la Cueva de Nerja: «Estuvo habitada desde hace unos 40.000 años hasta hace sólo 3.000 y en ella hay pistas de una convivencia insólita».