La editorial estadounidense NewSouth Books ha anunciado la reedición de las novelas Huckleberry Finn y Tom Sawyer de Mark Twain con el reemplazo de la palabra negrata (nigger en inglés) por esclavo. La iniciativa está impulsada principalmente por Alan Gribben, un profesor de literatura especialista en la obra de Twain, quien busca sustituir el vocablo con el fin de no herir las susceptibilidades de las minorías en el país norteamericano, publica la revista especializada Publishers Weekly. Sin embargo, muchos otros observadores culturales han puesto el grito en el cielo: la corrección política ha llegado a Twain, uno de los santuarios literarios de EEUU.

Gribben, que ya omitía el nigger en sus lecturas en voz alta en su clases, señala que este ajuste es necesario para dar a entender al lector que «el racismo es importante en estos libros» y que, en ese sentido, buscó una fórmula para «expresarlas en el siglo XXI». «No estoy de ninguna manera expurgando a Mark Twain. Las críticas sociales agudas están ahí. El humor está intacto. Simplemente tuve la idea de alejarnos de la obsesión con esta palabra, y dejar que las historias se mantengan por sí mismas», asegura el profesor, quien tiene otra defensa: «Mi hija fue a un colegio público y una de sus mejores amigas era afroamericana. Odiaba este libro, apenas podía leerlo. Es una pena que una sola palabra sea una barrera entre una experiencia de lectura maravillosa y un montón de lectores».

Debates

Los cambios en Huckleberry Finn y Tom Sawyer han generado intensos debates en EEUU. Muchos recuerdan las propias palabras de Twain: «La diferencia entre la palabra casi correcta y la palabra correcta es realmente un asunto importante; es como la diferencia entre una luciérnaga y un rayo».

Un colega de Alan Gribben, Stephen Railton, de la Universidad de Virginia, y también experto en la obra de Twain, ha destacado que, aunque lo respeta, la idea de su compañero es «terrible», porque en su obra el magno literato estadounidense usa un lenguaje fiel a la época en la que escribía, un lenguaje de tiempos pasados, normal en el momento en el que Twain redactó su magistral novela. De hecho, el propio Railton tiene preparada una versión sin alteraciones de Huckleberry Finn para finales de año, versión que servirá para reflexionar en las escuelas sobre el racismo y la esclavitud.