El otro malagueño en la quiniela de los Goya de este año es Ramón Salazar, que firma la adaptación de Tres metros sobre el cielo. Salazar, director de Piedras y 20 centímetros que actualmente termina el rodaje de su tercer largometraje, asegura que adaptar una novela para el cine es un trabajo muy interesante.

A muchos les ha sorprendido esta candidatura porque no era muy conocido que la adaptación del guión de Tres metros sobre el cielo fuese obra suya.

Lo cierto es que todo el mundo me dice lo mismo. Al parecer no ha tenido mucha trascendencia el que yo haya escrito el guión.

¿Qué cree que han visto los académicos para proponer su trabajo al Goya?

Supongo que el que haya sido la película más taquillera del cine español del 2010 habrá tenido valor a la hora de calificarlo. Y también el trabajo de adaptar un best seller tan conocido como el de Moccia.

Sería curioso que el primer Goya de su carrera fuese a mejor guión adaptado y no a director...

No, sería fantástico.

¿Ha sido compleja la adaptación o la novela tenía material de película?

Ha sido muy interesante. En un trabajo de adaptación tienes que contar con tres puntos de vista: intentar ser fiel a una novela de éxito; tener muy en cuenta el punto de vista del director y satisfacer a los productores que quieren un producto determinado y que tienen unos objetivos muy claros. Por tanto tienes que trabajar con tres miradas y, además, intentar poner algo de la tuya.

Olvida la opinión del autor. ¿Sabe si a Moccia le ha parecido bien su trabajo?

Sí. Está muy contento con el resultado final de la película y me lo ha trasmitido. Moccia estuvo en contacto permanente con los productores y de hecho, él es el que daba los vistos buenos de todo.

¿Cuál ha sido el mayor escollo que ha tenido que salvar a la hora de llevar a la pantalla la trama de la novela?

El final de la novela, que está contado en pasado y agrupa una serie de acontecimientos que a la hora de adaptar ha resultado muy trabajoso. En la novela se desarrolla en unas quince páginas que en el guión equivalen prácticamente al tercer acto, que son los 25 últimos minutos de la película. Por tanto, desglosar eso y darle una coherencia en la línea dramática de la película ha sido lo más peculiar.