La poesía es el hilo conductor del ciclo que conmemora el vigésimo aniversario del Teatro Cánovas, El Mal de Tourette, una novedosa propuesta que arranca mañana con las canciones del cantante Francisco Nixon, ex vocalista de Australian Blonde y La Costa Brava, que ofrecerá un recital acústico con los temas de sus trabajos en solitario –Es perfecta, El perro es mío y Gloria y la belleza sureña– «Me gusta la poesía épica y clásica. Pero yo no me veo como un poeta: soy músico», declara el compositor asturiano, que asegura tener «una gran curiosidad» sobre cómo se desarrollará el encuentro en el escenario del Cánovas, al que también acuden el poeta Camilo de Ory y los escritores Agustín Fernández Mallo y Eloy Fernández.

Pop y poesía o poesía pop, la primera entrega de El Mal de Tourette pone frente a frente dos mundos que, según Nixon, no guardan en principio un objetivo común. «No creo que la poesía tenga como finalidad hacerse un hueco en la cultura popular: poesía siempre ha sonado como algo elitista. Y cualquiera que se dedique a la poesía sabe que no está destinada a un público masivo, lo que no quiere decir que no tenga su público».

El ciclo continuará el 23 de febrero con la presencia de Toni Zenet y los músicos Javier Laguna, Javier Viana y José Taboada, que prometen una noche irrepetible de cante y confección arropada por la puesta en escena de Julio Fraga.

En abril (día 15) será el turno de los poetas María Eloy-García y Manuel Vilas, y de la última propuesta de Miguel Muñoz Zurita y Vicente Ortiz, Gasolina, que investiga sobre las palabras y la expresión escénica y que cuenta con la colaboración de Juanlu Gutiérrez, Ángel Pedroza y Alfredo López. El nuevo proyecto de Paloma Peñarrubia, Las flores no lloran; los relatos Nacho Albert sonorizados por Miguel Olmedo y la presencia del rapero Elphomega, cuyos textos poseen un indiscutible valor literario, servirán de punto final de esta innovadora propuesta (24 de mayo).