De actividad clandestina a la alfombra roja de los Óscar. El documental Exit through the gift shop y su peculiar autor, el anónimo creador Banksy, han hecho más por promocionar el street art, o arte callejero, que un millón de muros repletos de stencils, dibujos o frases poéticas, contestatarias o simplemente desconcertantes. Pero sólo tienen ustedes que fijarse en muchas de las paredes cerca de las que pasan cada día y que encierran obras, frases, pinturas... Mensajes que en su diversidad estilística y de contenido tienen un propósito: despertar la curiosidad de un ciudadano que, en opinión de los artistas, vive cada vez más adocenado, crédulo y aburrido. Un paseo por la Málaga urbana nos desvela mucho más de lo que en principio parecía mostrar.

Anda estos días D.Darko mostrando en su blog y su Facebook las imágenes de algunas de sus últimas intervenciones, como Poesía local, una banda intervenida de la Policía Local que fue creada como «poema reaccionario ante la multitud de obras, tapiados y edificios abandonados»; o Luz, pequeños pulsadores con luz instalados en cualquier pared que se activaban cuando el viandante así lo quería, como metáfora de «la posibilidad que tenemos de encender o no nuestro corazón». Este malagueño no busca grandes discursos artísticos, sólo sacar del marasmo al más o menos atribulado viandante y recordarle que la calle está para disfrutarla: «El street art es, para mí, un medio de expresión y desahogo, una constante superación en cada cosa que intento o hago, andar por la calle y educar el ojo ante tanto bombardeo de publicidad, descubrir pequeñas cosas o rincones que pasan desapercibidos en nuestro día a día... El mero hecho de que alguien se pare un segundo a ver una obra o se pregunte su porqué puede generarle esa curiosidad tan necesaria y escasa hoy día, donde no nos paramos a observar lo que nos rodea y muchas veces abrimos el paraguas porque vemos al vecino hacerlo».

Pero, ¿qué es el street art? Nos lo explica el propio D.Darko: «Es un concepto amplio y confuso. Literalmente, es arte de la calle, urbano y comprende todo tipo de acciones, desde una simple pegatina o póster por plantillas, pequeñas intervenciones y manifestaciones con un mensaje, logo o icono, sin un objetivo comercial». Y el grafiti, ¿es street art? «Para mí considerarlo así sería un error. Practico y amo el grafiti pero es más salvaje, sin un objetivo estético en algunos casos más allá de la publicidad de un nombre o grupo en forma de tag o pieza».

A quien pueda considerar a D.Darko un vándalo, éste aporta sus argumentos: «Quiero utilizar la calle como medio para instalar mis movidas, no con el fin de degradar la ciudad ni sus monumentos sino con el de jugar con ellos y con el entorno. Muchas veces la gente se molesta porque un artista ha puesto algo en la calle pero no les molestan los posters con varias capas año tras año de eventos pasados de fecha o pegatinas de cerrajero pisándose en los portales, por ejemplo». De hecho, tan convencido está de que su tarea «aporta» en vez de «malogra» que suele actuar a plena luz del día: «Cuando uno está seguro de que aporta, no tiene ningún miedo a actuar, aunque hay algunas acciones que sí que requieren nocturnidad y alevosía. De todas formas, mi línea de trabajo no es destruir sino buscar sitios ya degradados de por sí e intentar darles esa voz de la que carecen, demostrar que también existen y que tienen su encanto».

Y siempre documenta sus acciones: fotografía el resultado final de su obra, graba con cámara de vídeo el proceso de su creación y lo sube a su propio blog (ddarko1981.blogspot.com). ¿Por qué? Para que quede para la posteridad; es la lucha eterna contra el destino natural de estas piezas de arte efímero: «Es duro cuando muere [desaparece, es eliminada] una obra en la calle, pero con el tiempo te das cuenta de que el carácter efímero es algo implícito a este tipo de trabajo y que, de algún modo, es gratificante ver cómo va mutando con el viandante o con los empleados del Ayuntamiento: que sea eliminada es sinónimo de que no pasa desapercibida ni ha pasado a formar parte del mobiliario urbano».

Arzach es, para muchos, la chica de las setas y los gatos; es la responsable de que dibujos de hongos y felinos adornen bastantes muros de la ciudad. Tiene muy claro lo que es el street art: «Es una manera de manifestar a los ciudadanos, a la gente automatizada de que existe un movimiento de fondo, de que la ciudad está viva y que somos muchos los que hacemos que la cultura evolucione. Y no estamos en galerías, ni tocamos en festivales, ni publicamos en Anagrama o Planeta. Exponemos en la calle, actuamos en las casas, escribimos en blogs y recitamos en bares», nos dice esta joven que quiere hacer de su ciudad «algo lleno de color, de inquietudes y cultura y transmitir el sentimiento de investigación y crecimiento a los paseantes» –de ahí, de ese «crecimiento», esos dibujos de setas que a veces alcanzan los 1,20 metros de alto–. Pero también es una manera de poner en valor y redescubrir la propia ciudad: «El street art me ofrece algo precioso, el que la ciudad misma sea mi fuente de inspiración. Me hace ser más consciente de sus calles, rincones, de sus paseantes; de ahí nacen las ideas».

De momento, en opinión de Arzach, falta mucho por hacer en lo que respecta a los potenciales espectadores de la obra: «Desgraciadamente se fija más el Ayuntamiento que los viandantes. Por eso algunas de mis obras no duran ni un día». Pero también hay respuestas sorprendentes: «Una vez a uno de mis gatos le colorearon de rojo los ojos. Me encanta que la gente intervenga mis obras, es como responder a mi mensaje». Mientras Arzach siga recorriendo «tarde y sola» –su modus operandi– muchas calles de la ciudad, seguirá soñando con que «las zonas muertas de Málaga, como muros de obras, sean cedidas para ser pintadas, que los edificios abandonados sean centros culturales, que el público sea más activo...».

Emmanuel Lafont lleva mucho tiempo enarbolando el eslogan «Picasso is not the only one» –«Picasso no es el único»–. Asegura que hay mucho arte, muchos artistas de talento y con ganas. Alterna su creación para museos y ferias con sus opus diseñadas específicamente para la calle. «Para mí el street art es un desafío: lo que haces en la calle tiene que ser claro, conciso y accesible a todo el mundo». Confiesa que sus intervenciones urbanas no son precisamente espectaculares; tiene una razón: «Las cosas que hago son pequeñas e intento pasar un poco inadvertido. Me gusta la sensación de ir por la calle y creer que todo esta en su sitio... Hasta que un detalle me llama la atención».

Falta mucho para que haya una «escena real» de street art en nuestra ciudad, dice Lafont, pero también reconoce que «hay una especie de hervidero... Somos varios los que hemos empezado a juntarnos con este mismo objetivo. Y ahora es más fácil ver pegatinas, ilustraciones en papel, plantillas, carteles, incluso intervenciones con objetos por Málaga». Muestras infinitas de su filosofía artística: «El arte es parte de la sociedad y la ciudad, en sí, es un soporte».

Hay bastante más arte urbano por nuestras calles. Busquen en Facebook al grupo Alcalde diga sí, una iniciativa que, aparte de exponer las mejores creaciones callejeras del país, trata de crear conciencia con su propuesta de «embellecer los innumerables edificios deshabitados y deteriorados del Centro Histórico de Málaga con obras de artistas locales».