Un ciudadano malagueño, con residencia en la comarca de Antequera, acaba de darle un giro a lo que hasta ahora se había estudiado acerca de la villa romana de Torrox Costa. Durante uno de sus paseos vacacionales por el entorno del Faro, localizó por azar unos restos que han resultado ser del siglo I. Ayer, el concejal de Cultura de este municipio, Teodoro Ruiz, especificó que se han podido analizar 42 piezas, asignadas a priori a una gran vivienda noble, en vez de a un edificio de uso religioso.

Los fragmentos de dinteles y de columnas decoradas atestiguan, por encima de otras muchas consideraciones que determinará un estudio más pormenorizado, que la antigua Caviclum -o Clavicum- además de servir de puerto natural para llevar a la capital del Imperio el mejor garum malagueño, se había consolidado de los siglos I al III, d. C., como lugar estratégico para el asentamiento de familias de alto poder adquisitivo.

Los trabajos arqueológicos que en esta fase ha puesto en marcha el Ayuntamiento torroxeño están en todo momento supervisados por técnicos de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta. Y, tal y como avanzó ayer la alcaldesa, Toñi Claros, servirán para reforzar cualitativa y cuantitativamente el patrimonio del nuevo Centro de Interpretación de los Restos Romanos de la Villa del Faro de Torrox. Las obras de esas instalaciones está previsto que comiencen en tres semanas, con la subvención específica que ha fijado la Iniciativa de Turismo Sostenible para la Axarquía de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte.

La arqueóloga que supervisa el proyecto, Aurora Urdiales, ha insistido en que se trata de unas piezas «impresionantes», por las dimensiones de cada una, así como por la magnitud de lo encontrado «en mitad de un acantilado».