Barcelona, Madrid, Cádiz, Córdoba, Málaga, Sevilla, Valencia, Granada, México... David de María está en plena promoción de su nuevo disco Postdata, un álbum recopilatorio de sus composiciones para otros artistas, que, dice, le ha servido de válvula de escape contra la depresión. El próximo domingo volverá a Málaga para ofrecer un concierto en Churriana.

En este disco interpreta sus composiciones que se hicieron célebres con Malú, David Bisbal o Manuel Carrasco. ¿Por qué ha decidido hacer ahora un disco de este tipo?

Hacía mucho tiempo que la gente me animaba a mostrar mi visión, mi huella sonora, en canciones que compuse para otros. Podría haber estado un año preparando otro trabajo, componiendo o produciendo a otros artistas y estar más desconectado, que es realmente lo que tenía ganas. Pero la vida personal siempre va muy ligada a la profesional en el caso del músico y este disco ha salvado mi estado personal. He pasado un mal momento interno, he vislumbrado los umbrales de la depresión en algún momento. Gracias a que me he encerrado con mis músicos en el estudio y he empezado a redescubrir mis canciones, popularizadas por otros artistas, este disco ha sido un salvavidas, una tabla de salvación.

Por sus palabras, supongo que su relación con Chenoa le habrá perjudicado; sus fans le han atacado a usted mucho.

Me han vestido de limpio. Se ha malinterpretado este asunto, cuando Laura y yo tenemos una buena amistad, de hablar cada día. Sin embargo, ha quedado un mal rollo en la gente que me ha afectado. Y no sólo eso, sino también mi relación posterior a Laura, cambios de músicos de toda la vida... Han sido muchas movidas que me dejaron en tierra de nadie.

¿Y qué es lo que ha buscado con «Postdata»?

Cuando entras en una canción, sientes que es de Bisbal, de Malú, de Marta Sánchez... He intentado hacer un disco muy distante a los originales. He hecho un homenaje a todos los referentes que he tenido, como los Beatles, Police, Steve Wonder... Siempre he intentado buscar el enriquecimiento musical y huir del encasillamiento.

¿Alguna rivalidad con estos artistas?

Rivalidad, ninguna. Si la hay, peor para ellos. Yo me llevo muy bien con todos y, al contrario, a cada uno le he enviado un disco con un vinito de Jerez, y las respuestas han sido «enhorabuena, maestro», «¡vaya cambio que le has dado a las canciones!»

Hay que ser valiente para sacar un disco con la que está cayendo.

Es mi noveno álbum y a pesar de lo mal que pueda ir la industria discográfica intento seguir siendo un artesano de la sensibilidad y mostrar mi identidad andaluza. Lo único que sé hacer es esto y es lo que me mantiene vivo. Para seguir haciendo giras, sonando en radios, componiendo para otros, no te queda otra que hacer mejores discos, mejores diseños... Trato de luchar contra lo mal que está el patio en este aspecto, a través de mejores canciones, producciones y diseños.

La recaudación de la SGAE fue de 365 millones de euros en 2010. Es decir, un millón de euros al día. Muchos pensarán que hay poca crisis en el mundo del disco...

Yo soy un obrero de las melodías. A mí la SGAE me gestiona única y exclusivamente lo que mi obra genera. Yo no me llevo un duro porque la SGAE compre teatros con mi recaudación, por ejemplo. Aún así, a veces, también nos podemos sentir estafados los propios autores. Soy socio de una sociedad que gestiona mis derechos de autor por lo que mi obra genera, pero eso cómo se lo explicas al ciudadano de a pie. Como autor, es muy contradictorio lo de esta Sociedad, a la que me debo porque soy socio y gracias a que existe percibo lo que merezco o quizá menos, porque todo entra en la bolsa común y luego se reparte en base a unas liquidaciones extrañas, en las que yo nunca me aclaro. Desgraciadamente, se han currado a pulso esa mala imagen.

Ha participado en los actos previos para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud. ¿Qué opina de Benedicto XVI?

Uno de los temas que incluyo en Postdata será el himno de estas jornadas y me pareció muy emotivo que se hayan fijado en David de María. Voy a adaptar un poco la letra para dedicarla a los jóvenes voluntarios. Independientemente de los ideales religiosos, creo que lo bonito del proyecto es la concienciación de las nuevas generaciones a no perder valores y yo en eso estoy muy de acuerdo. De Benedicto XVI, pienso que está haciendo su labor, pero es menos carismático que Juan Pablo II. Cuando lo mire a sus ojos directamente en agosto a lo mejor tendré otra opinión. El catolicismo va más lento que Facebook, porque se basa en la historia y se han quedado adormecidos en algunas cosas que se tendrían que haber modernizado y no habrían perdido tantos socios como la SGAE.