Ha confesado que Flamenco, título de su nuevo espectáculo y su futuro disco, es una necesidad. ¿Por qué?

Pues porque lo primero que canté desde que tengo uso de razón, a raíz de escuchar a mi padre y en las reuniones familiares, fue flamenco. Desde bien pequeñita cantaba malagueñas, verdiales, fandangos... Siempre he cantado flamenco. Lo que pasa es que la copla, que también me apasiona, fue la que me dio a conocer. Ahora me encuentro con la madurez necesaria para poder afrontar un disco de flamenco de cante clásico y estar a la altura. Lo necesitaba porque me gusta muchísimo. Son mis raíces.

Ahora el flamenco se mira con muy buenos ojos y es Patrimonio de la Humanidad. Pero hubo un tiempo en el que era el divertimento de señoritos y ser artista flamenco estaba muy mal mirado. ¿Qué cree que ha cambiado para que se haya producido esta evolución?

Pues porque ahora hay igualdad, respeto, no hay diferencias entre clases... Creo que los cantaores de la época lo que hacían era intentar ganarse la vida de la manera más digna posible. Gracias a Dios eso evolucionó y gracias a artistas como Enrique Morente el flamenco se internacionalizó y se modernizó. Y gracias a esa evolución y la concienciación de todos, el flamenco está hoy donde se merece. Demasiado bien cantaban, con los pocos medios y lo maltratados que estaban, los pobres flamencos de la época como para poder asociarse y defender su cultura. Ellos nos han dejado su legado, que lo más preciado que tenemos.

¿Y qué ofrece su Flamenco?

Hacemos el cante clásico desde el más absoluto respeto. Y únicamente con guitarra (Juan Antonio Suárez Cano) y voz (Antonio Campos). Nos hemos inspirado en la Niña de la Puebla, Pepe Pinto, Valderrama y Marchena. Hemos elegido cantes clásicos como guajiras, milongas, la caña, en homenaje a Morente; los cantes abandolaos, campanilleros, fandangos, bulerías... Todo muy estudiado hacia la voz laína (aguda) que yo tengo, que no es la voz negra del flamenco, que la aporta Antonio Campos, que me acompaña. Hacemos el cante clásico sin ninguna pretensión más que poder aportar nuestra manera de sentir el flamenco. Pero no hay innovación ni fusión.

Así se cura de los dardos envenenados que suelen lanzar los conocidos como los talibanes de la ortodoxia...

No tenía la necesidad de fusionar porque ya lo he hecho en otros discos. Siempre he dicho que mis discos no son flamenco, están inspirados en él. Toda la música que he realizado está inspirada en la copla, la saeta y el flamenco porque son mis estilos de raíz.

¿Y no ha sentido miedo al abordar un género que tanto respeta?

El flamenco son palabras mayores y no quiero que nadie se sienta ofendido. Es difícil contentar a todo el mundo, pero yo lo he hecho desde corazón.

¿Qué tienen el flamenco, la copla, la ópera y la zarzuela para que le tengan tan atrapada?

La emoción y la grandeza de las obras. Son verdaderamente sorprendente las armonías, las melodías y las letras de la zarzuela, por ejemplo. La belleza es el factor común, al igual que la emoción.

La copla se ha quedado hace pocos días huérfana del maestro malagueño Ignacio Román.

Se ha ido uno de los pocos letristas de copla que nos quedaban. Era una bellísima persona que siempre adoró a Málaga. Es una gran pérdida.

¿Ha sacrificado mucho por su carrera?

He sido muy afortunada. Me considero una persona bastante disciplinada. Adoro mi trabajo y agradezco a la vida y al público que me dejen hacer lo que más me gusta en la vida, que es cantar. No me ha costado trabajo estar todas las semanas trabajando y no salir. Mi divertimento y mi recompensa es la gratitud del público. Y para eso hay que estudiar y trabajar mucho. Por eso no siento haber sacrificado nada por mi trabajo.

Dice Miguel Bosé que millones de personas incapaces de componer una canción trafican con la música en internet.

La gente tiene que concienciarse de que la música es un trabajo en el que hay unas personas detrás. Es un tema muy complejo. Si alguien quiere una barra de pan o una entrada de fútbol tiene que pagarla. Y si alguien quiere un disco, también. Hay muchas familias detrás de un disco que comen de eso. Tendríamos que tener un poco de conciencia.

¿Se ha sentido identificada con los acampados en Sol?

En su momento, sí. Cuando han actuado de una manera pacífica, ha sido maravilloso: un revulsivo. Eran jóvenes que se sentían indignados y que decidieron hacer algo. Lo que pasa es que cuando no se llega a consenso entre ellos mismos, pues es muy complicado. El ser humano es muy complicado. Pero todo lo que se haga de forma pacífica y desde el respeto, me parece muy bien. Porque nos hace pensar.