Crisis económica es seguramente la expresión más repetida de los últimos años. En todos los sectores, los recortes son notables y los festivales de verano no están siendo ajenos. La provincia de Málaga acoge en la época estival numerosos certámenes de todo tipo, y todos ellos, sean organizados desde entidades públicas o privadas, tienen un punto en común: tijeretazo.

Basta con echar un vistazo a los carteles de muchos de estos festivales para darse cuenta de los recortes. En la gran mayoría se ha recurrido a grupos locales, o de la provincia, para poder celebrar una edición más de la muestra, y así «dar un impulso a estos grupos, que también lo necesitan», coinciden en señalar los organizadores de los festivales de la provincia.

La única forma de que los festivales se sigan celebrando es «con austeridad y aprovechando al máximo los recursos» reconocen todos los organizadores consultados; eso sí, también coinciden en que «en ningún caso se baja de calidad» sino que se apuesta por dar otro tipo de espectáculo «más asequible para todos los bolsillos», tanto de asistentes como de empresas e instituciones.

Un ejemplo de tijeretazo es el Antequera Blues, un festival que en su vigésimo primera edición se desarrollará en sólo dos jornadas. Las disputas por las aportaciones económicas que deben aportar la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Antequera siembran dudas sobre su celebración y también sobre la calidad y atractivo de su cartel.

Pero, aún con crisis, recortes y austeridad, Málaga tiene un verano cargadito de festivales; algunos ya se han celebrado como el exitoso Ojeando o el Ecofest, anoche en Marbella. Festivaleros y festivaleras, esto no ha hecho nada más que empezar.

Para todos los gustos

Así, en Málaga cualquiera puede ir de festival. Los hay para todos los gustos y edades, y de todos los estilos. La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) organiza 48 noches de cultura abierta, y en la capital malagueña, tienen lugar cuatro de esos conciertos nocturnos; Parade y Fiera, ya han pasado por el Auditorio Eduardo Ocón, mientras que será el turno de Hidrogenesse y La Groove, el 12 y 14 julio, respectivamente, en el mismo espacio.

El festival Dancesea&sun tiene como hilo conductor la danza contemporánea y hasta el 21 de julio en el Teatro Cánovas se puede disfrutar de su tercera edición, que se desarrolla con la colaboración público-privada.

Pero si lo que apetece es ver danzas populares, Coín celebra el 23 de julio la 31 edición del Festival de Bailes Populares. En esta ocasión, y porque «hay gastos que este año no se puede afrontar», tal y como explicó la concejala de Cultura, Maribel Urbaneja, los grupos asistentes provienen de Manresa y Tomelloso. Eso sí, según la edil, «este festival es todo un acontecimiento en Coín y hay una gran expectación».

Como no podía ser de otra forma, Málaga tiene numerosos festivales de flamenco, y como pistoletazo de salida, el pasado 18 de junio se celebró el XXXVIII Festival Flamenco Torre del Cante de Alhaurín de la Torre; y a él le seguirán el próximo 24 de julio Festival de Cante Grande, que este año cumple su 40 edición. El 7 de agosto tendrá lugar otros de los certámenes clásicos del jondo, el Festival Flamenco Castillo del Cante de Ojén –XXXVII edición–.

El rock también tiene su espacio en Málaga. La decimosexta edición del Rocksario, que se celebra el 30 de julio, con la crisis como estrella invitada, por lo que dará impulso a grupos locales y de la provincia, y que a pesar de no traer grupos de gran caché «muchos vecinos se están movilizando para que el festival siga adelante» en Villanueva del Rosario. También darán impulso a los grupos locales en Rincón de la Victoria, los días 4, 5 y 6 de agosto, en el segundo Cala PopRock.

Como colofón del verano, en septiembre, llegarán de nuevo los festivales a la luz de las velas. La Luna Mora de Guaro tendrá lugar el 3, 4, 10 y 11 de este mes, y Carratraca, con su Embrujo de Luna Mora, acogerá a miles de visitantes el 9 de septiembre.

Yunquera recupera el Pinsapo Rock

Las idas y venidas de este festival son innumerables. La falta de continuidad ha hecho que a comienzos de cada verano la celebración del Pinsapo Rock, en Yunquera sea una gran incertidumbre.

Sin embargo, en 2011 sí que tendrá lugar. El día 6 de agosto el camping Pinsapo Azul acogerá a un gran número de asistentes que podrán disfrutar de grandes conciertos y buen ambiente. Eso sí, este año, la organización ha corrido a cargo de la iniciativa privada, aunque con la ayuda del Ayuntamiento, que ha colaborado con la difusión del Pinsapo Rock. Así, Zero-zero rock and roll, Gringos, Tajá Menúa, y Jarrillo Lata harán disfrutar a todos los asistentes por tan sólo 15 euros, con alojamiento en cabañas o tiendas de campaña y piscina olímpica incluida. Además, el precio para los residentes en Yunquera es de 10 euros, para tickets en bebida.

La organización del festival está significando todo un reto, pero la expectación creada por esta nueva edición y los precios asequibles hacen que el éxito del Pinsapo Rock esté prácticamente asegurado.

Amigos emprendedores que crean festivales

El Fuengirola Pop Weekend y el Canela Party son dos festivales de corta vida pero que no han dejado indiferentes a nadie en la provincia de Málaga. Seguramente, a todo aquel que le interese la música unida a noches de diversión hayan asistido a alguno de ellos.

El Fuengirola Pop Weekend, que celebra este año su segunda edición, está creado por un grupo de cuatro amigos que un día decidieron dar rienda suelta a una idea. Los próximos 29 y 30 de julio, en la sala Bikini Beach, gente de Málaga, pero también de Madrid, Asturias, Murcia, o Barcelona, que ya han comprado sus entradas, disfrutarán de conciertos de nivel.

Igual sucede con Canela Party, que comenzó su andadura en 2007 y que ya va por su quinta edición; la música tendrá su espacio en la sala Eventual los días 5 y 6 de agosto. ¿El origen de esta cita? Curioso: un grupo de amigos decidió hacer una fiesta con conciertos, donde con el paso de los años, son los grupos los que acuden a ver al público y sus originales disfraces.

Los organizadores de ambas citas coinciden en una idea: «Son buenos proyectos, que funcionan pero las instituciones pasan, siempre ayudan a los mismos».

La comedia, en Rincón de la Victoria

Mañana, lunes 11 de julio, estarán a la venta las entradas para el Festival de la Comedia de Rincón de la Victoria, que organiza el Área de Cultura del Ayuntamiento. Un año más, la expectación por este festival se deja sentir en la localidad malagueña, que celebra uno de los certámenes escénico estrella de la provincia.

Desde el miércoles 20 y hasta el sábado 23 de julio, Rincón de la Victoria acogerá a numerosos visitantes que acuden, solo y exclusivamente, a disfrutar de la octava edición de este festival.

Este certamen se sustenta con el venta de las entradas, tal y como explicaron desde el Ayuntamiento. El precio de las entradas se encuentra entre los 15 y los 20 euros, «barato», si se tiene en cuenta que los montajes de las compañías son enormes, por lo que se encarecen los cachés.

El motivo por el que Rincón de la Victoria puede celebrar este festival, y que «sin duda se seguirá celebrando, porque es una seña de identidad», es que la localidad pertenece al Cirtuito Andaluz de Espacios Escénicos, que subvenciona a los municipios con hasta un 60 por ciento del coste del festival. «Si esto no fuera así, el mercado de las artes escénicas no existiría», y si existiera «sólo se podría desarrollar en grandes ciudades», según fuentes municipales.

En esta edición, la calidad de las obras continúa en un nivel alto. Los Ulen, con Bar de lágrimas; la compañía Teatro del Velador con Dröpo; la compañía Sexpeare con El título de este espectáculo no es mi madre; y la compañía Lavi e Bel con La Barraca del Zurdo, ofrecerán a todos aquellos que se acerquen a Rincón de la Victoria espectáculos de gran producción, por los que «hay que pagar»: «Muchas veces si no pagas no valoras la calidad de lo que te están ofreciendo», puntualizaron desde del Ayuntamiento.

Ojeando, la música que cambia a un pueblo

La sexta edición del Ojeando ha asentado más aún a este certamen como referente dentro del panorama pop rock de los festivales de verano. Pero, sobre todo, sirvió para demostrar como tres días de música pueden ser un gran revulsivo para una localidad como Ojén.

Los conciertos gratuitos que se celebran al aire libre cuenta ya fieles que acuden a la cita para vivir tres días intensos, pero también cada año aumentan sus visitantes. Todo ello sirve para que el festival se haya posicionado como un reactivador económico del pueblo.

«La organización ha mejorado mucho desde el primer año en el que se celebró», coinciden todos en reconocer muchos de los visitantes que repiten año tras año.

La calidad de los grupos, los horarios mejor distribuidos y las oportunidades a nuevos grupos hacen que los asistentes y los residentes en Ojén tengan cada edición aún más expectación por la celebración del Ojeando.

Eso sí, las tarifas sí que han variado. Los precios han aumentado de manera bastante considerable con el paso de las ediciones. La falta de alojamientos hace que pasar la noche en Ojén durante los tres días de festival sea cada vez más difícil y más caro. De igual manera sucede con los precios de la comida y la bebida en los comercios de Ojen. Según los asistentes, los precios se han incrementado en la misma medida que la fama del festival, ya que han llegado a duplicarse.

Sin embargo, para los comerciantes es la única manera que tienen de vender lo que no logran el resto del año. Calculan que las ventas pueden incrementarse un 70% durante el festival, y eso se nota mucho en la caja de los establecimientos del municipio. Además, incluso llegan comerciantes de fuera.