La cofradía de Jesús El Rico, una de las más populares de Málaga, lucirá en todo su esplendor tras una rehabilitación integral de su capilla y camarín en la iglesia de Santiago, ambos muy deteriorados especialmente por los problemas de humedades.

La recuperación de este espacio en que la cofradía malagueña da culto a sus imágenes titulares desde la desamortización de Mendizábal, cuando la hermandad abandonó su lugar de origen, el convento franciscano de San Luis El Real (actualmente la Sala María Cristina de la Fundación Unicaja), mantendrá la estética de la reforma llevada a cabo por el arquitecto Enrique Atencia en los años 50.

El mal estado del suelo de madera del camarín de Jesús El Rico ha tenido muy preocupados a los hermanos de la cofradía, por el riesgo de desplome. El arquitecto técnico Pablo Pastor, que dirige las obras, explicó que este problema se ha erradicado al reforzarse este suelo con vigas metálicas.

Al igual que en la iglesia de San Felipe Neri, para acabar con las filtraciones de agua en la capilla de El Rico se ha aplicado un sistema formado por unas bolsitas que contienen un producto aislante, que se conecta al muro a través de una cánula de plástico. «Este líquido penetra por los poros, los rellena y es un aislante muy eficaz», dijo el arquitecto técnico.

Estos trabajos, sufragados por la propia cofradía y ejecutados por ORP, también devolverán el lustre a las molduras que enmarcan el intradós del arco de la capilla. Están en muy mal estado y con numerosos repintes. De la misma forma, pondrán en valor el frente de mármol del altar, del siglo XVIII.

Por otro lado, la solería será de blanco Macael, mezclado con rojo Alicante para la capilla y negro Marquina en el camarín. Además, colocarán un zócalo de mármol separado para que el muro original esté ventilado. Las hornacinas en los laterales del camarín lucirán dos imágenes nuevas, la Virgen de la Merced y el Santo Ángel, que están siendo realizadas por los escultores Raúl Trillo y Salvador Lamas.

Y la restauración de la capilla también ha permitido sacar a la luz la bóveda de la cripta del siglo XVIII, en la que se llevaban a cabo los enterramientos de la nobleza.

La excavación, que ha consistido en una actuación de control de movimiento de tierras para garantizar la protección de la iglesia, declarada Bien de Interés Cultural, ofrece una «radiografía del pasado a nivel de tierra», comentó el arqueólogo Alberto Cumpián, de la empresa Arqueosur, que se ha encargado de los trabajos arqueológicos.

Las huellas en el subsuelo de las constantes reformas llevadas a cabo en la parroquia de Santiago se demuestran con la aparición del muro original mudéjar del templo malagueño, que con la construcción de la capilla obligó a seccionarlo. Los arqueólogos también han descubierto restos de una vivienda adosada a la iglesia, con su pozo, patio y su suelo de cantos rodados.