Unos pocos días después de cumplir su primer año de vida en la escena cultural local y colocarse en la primera división internacional del mundo del arte, el Museo Carmen Thyssen de Málaga culmina este primer aniversario por todo lo alto.

La pinacoteca -que abrió sus puertas el 25 de marzo de 2011- acogió en junio su primera gran exposición temporal, La tradición moderna en la Colección Carmen Thyssen. Monet, Picasso, Matisse, Miró, que desde su inauguración recibió más de 85.000 visitantes, espectadores que pudieron contemplar además de los antes citados la maestría y el talento de una larga lista de autores españoles y extranjeros, como Juan Gris, Monet, Braque o Delaunay.

Un nuevo ejemplo de la excelencia artística del museo de calle Compañía podrá contemplarse a partir del 31 de marzo, día en el que se inaugurará Paraísos y paisajes en la Colección Carmen Thyssen. De Brueghel a Gauguin, muestra que hará un recorrido por la estética paisajística desde el siglo XVII hasta mediados del XX. Comisariada por la directora artística de la pinacoteca malagueña, Lourdes Moreno, esta selección de piezas, que se nutre de los fondos de la colección de la baronesa y mayoritariamente del Museo Thyssen de Madrid, analiza la representación del paisaje como medio de expresión puro, como un «lugar poético, idílico».

«La naturaleza, en un principio, aparecía en las obras como motivo escenográfico de la tradición, de la mitología y de la historia, posteriormente fue el lugar para ambientar momentos de labor o de ocio, en ocasiones algunos de estos paisajes fueron auspiciados por los avances científicos, pero siempre fueron plasmados en el lienzo como un espacio para el asombro y para el deleite», expresa Lourdes Moreno sobre esta exposición.

Esta revisión se realizará a través de un total de 46 obras que fueron pintadas por una cuidada selección de artistas. En las paredes del Thyssen se colgarán piezas importantísimas, como El jardín del Edén, de Jan Brueghel el Viejo (1610-1612); Un huerto bajo la iglesia de Bihorel, de Paul Gauguin (1884); Playa de Estepona con la vista del Peñón de Gibraltar, de Fritz Bamberger (1855), una pieza muy cercana a la provincia; Campo de coles, de Camille Pisarro (Pontoise, 1873); Campo de trigo, de Pierre-Auguste Renoir (1879); Paisaje tropical, de Frederic Edwin Church (1855); Las cataratas de San Antonio, de Albert Bierstadt (1880-1887), o Playa, efecto tarde, de Henri-Edmond Cross (1902).

Estos artistas han jugado un papel fundamental en la configuración de la historia del arte, entre los que cabe destacar la presencia de los paisajistas norteamericanos del siglo XX y de los grandes maestros del impresionismo.

«En este recorrido paisajístico desde el barroco hasta el siglo XX, los artistas reflejaron esa idea de paraíso, esa realidad idealizada, ese ambiente bucólico, que aparece descrita en la Biblia. En El jardín del Edén, Brueghel el Viejo refleja este mito, donde el hombre convive en plena armonía con todos los seres de la creación», recalca Moreno.

Un acercamiento más realista se produjo en el siglo XVII en Holanda. Artistas como Jan Josephsz van Goyen comienzan a otorgar importancia el hecho de plasmar las sensaciones del artista por la contemplación de la naturaleza rural, mientras que en Francia e Italia ocurrirá lo contrario.

Durante el siglo XVIII, detalla la comisaria, la poética de lo pintoresco tuvo gran repercusión en el paisajismo François Boucher, siguiendo una estética delicada que lo entronca con el rococó, muestra una imagen de paisaje tomado de la realidad, pero con una mayor gracia y ligereza.

Por su parte, las obras de los pintores del XIX que se exhibirán en esta exposición, vinculadas al Romanticismo, mostrarán las naturalezas en las que el individuo observa su entorno físico como asombro y admiración. En este apartado expositivo, tendrá una especial presencia los autores norteamericanos, quienes buscaron la identidad nacional a través de territorios vírgenes que se conquistaban. En este terreno, la muestra, que podrá visitarse hasta el 7 de octubre, exhibirá obras de Albert Bierstadt, Martin Johnson Heade o Frederic Edwin Church.

En España, la evolución del género del paisaje estuvo protagonizada por la figura de Carlos de Haes quien, a mediados del XIX, «reivindicó un interés especial por la observación de la naturaleza, unido a un perfecto dominio de la técnica», subraya Moreno.

También, a finales del XIX, la pintura de paisaje se convirtió en protagonista imprescindible para el desarrollo del arte moderno. Del movimiento impresionista, la exhibición reúne obras de Pisarro y Renoir, quienes plasmaron los instantes más sencillos de la vida en el campo. Otro de los grandes de la modernidad presentes en la muestra es Paul Gauguin, que planteó un paisajismo protagonizado por su propio paraíso personal.