Sosiego, casi tres años en silencio y mucho oficio de escritor le han valido los 68.000 euros del Premio Azorín con un fascinante viaje a la época de Goya contado por una de sus más importantes musas, la duquesa de Osuna.

Ha puesto «toda la carne en el asador». ¿Qué significa esto?

Los escritores hacemos muchos libros «a la trágala», deprisa y corriendo, porque hay un plazo que cumplir. A veces hay capítulos que pueden estar cojeando, pero los dejas así porque no se te ocurre nada más. En este libro no he dejado ni una sola página que a no me terminase de convencer. Viviendo con más austeridad, le he dedicado su tiempo, porque prefería tener una buena obra. Si no, te vas dando cuenta de que te vas descuidando y tampoco te quedas plenamente satisfecho con lo que estás haciendo. Con este libro sí que lo estoy.

¿Es su «obra maestra»?

Hasta ahora podría ser que sí. Si hablamos de éxito de ventas nunca se sabe, pero yo siempre he dicho que las grandes obras no siempre son las que más venden.

Debutó con La princesa de Éboli a los 30 años, cuando era abogada. Parece que la primera novela encuentra su camino para salir pese al trabajo.

Fue con 29 años. Sí, yo estudié Derecho, pero sin una vocación clara. Escribir sí que lo fue, pero nunca pensé que me iba a dedicar a ello en exclusiva. Era un sueño que ni me atrevía a tener. Escribí La princesa de Éboli entre demanda y demanda. Fue mucho más complicado de hacer; ahora soy una privilegiada. Nunca he ocultado que esa novela fue un encargo, que buscaban a un descendiente de la princesa y que fuese un autor novel. Ella fue una señora con mucha descendencia, así que nos hicieron una prueba a varios, les gusté y salí con un contrato bajo el brazo.

¿Cómo reconstruye fielmente la personalidad de una persona que vivió hace 200 años?

Con documentos, con cartas de ellas. Con el libro de María de Molina fue más difícil, porque nos metemos en el siglo XIII... Esta ha sido más fácil, las puedes estudiar a ellas y a sus contemporáneos, a las personas que tenían más cerca. He leído cartas de la duquesa de Osuna a la duquesa de Alba y a la condesa de Chinchón, hay mucha correspondencia entre ellas tres y con el personal de servicio de su casa. Ya desde el primer capítulo se perfila la psicología de la duquesa de Osuna.

Muchas de sus obras están escritas en primera persona. ¿Ocurre aquí igual?

Está escrita en primera persona, sí, la voz es ella, pero hay mucha movilidad y mucho diálogo. Y aunque esté en primera persona, parece que están hablando todas a la vez.

¿Ha probado con algún otro género que no sea la novela histórica?

Intenté escribir una de ficción que se titulaba Estúpida como la luna que no tuvo ningún éxito -igual que hablo de mis bestsellers hablo de mis fracasos-. Como en la obra de cualquier artista, hay cosas que gustan y otras que no. Así que volví a la novela histórica que es lo que demandaban mis lectores. La ficción no se me dio muy bien, pero no digo que no volvería a hacerlo. Tengo otra que es mitad ficción mitad realidad, La esclava de marfil, que funcionó mejor.

Juan Eslava Galán alabó su capacidad para equilibrar los hechos históricos en su novela...

La verdad es que es que Juan es un maestro, y que haya sido jurado y me haya votado es ya un regalo. Él ha escrito mucho ensayo también y he leído muchas cosas suyas... La verdad es que la novela histórica me tienta y disfruto como una loca con ella, pero también he escrito ensayo, para que me dejaran en paz los eruditos de la historia, a los que admiro y de los que bebo, pero... Algunos te dicen «es que no ha puesto usted este dato»... ¡Claro, no lo he puesto porque si no la recargo demasiado! La novela histórica es saber mostrar los hechos y también saber prescindir de lo que sobra. Tengo ensayo publicado para que me dejasen ya en paz. ¿Que quieres todos los datos históricos habidos y por haber? Pues los meto. De todas formas, yo lo que quiero es que la gente aprenda Historia de una manera amena, sin darse cuenta, y que disfruten. Que sepan quién eran Godoy, Fernando VII, Goya y María Luisa: después van a moverse con ellos como si fueran sus amiguetes. También hay por ahí mucho marchamo novela histórica donde hay más ficción que realidad.

¿Qué hacen las musas, que aún hoy son requeridas por muchos artistas?

Estimula la creatividad. De alguna manera, hay una energía especial que emana y que llega a una persona determinada. Puede ser masculino también. Puede que haya a quien no le lleguen nunca, o que sea una convicción mental que se hace cada uno. Yo no tengo musas, y el día que no funciono, no funciono, lo tengo muy claro. El ejercicio quizá es lo que me sirve. Sí; mens sana in corpore sano.

¿Tiene algo nuevo entre manos?

Será novela histórica también, pero no quiero adelantar demasiado, porque aún faltan por lo menos dos años más. Esta vez me iré más hacia el siglo XIX, e incluso principios del XX.

¿Será también mujer el protagonista?

Uno de ellos sí. Va a ser una historia de amor. En mis novelas siempre hay, pero no como pilar principal. Son poco conocidos, pero será una historia fuerte.