Los dos son malagueños y apenas se llevan un año de diferencia. Es un hecho meramente anecdótico, pero este espacio geográfico les ha unido por diferentes razones. El escritor Antonio Soler (1956) y el catedrático de Lengua y Literatura José Ángel Sánchez (1955) son los protagonistas absolutos de una historia que comenzó hace cinco años, cuando el segundo, licenciado en Filología Hispánica por la Autónoma de Madrid y en Ciencias de la Educación por la Universidad de Málaga (UMA), decidió profundizar en el riquísimo acervo literario del autor de La noche, primera novela corta que le hizo merecedor del Premio Ateneo de Valladolid en 1986.

La tesis doctoral La narrativa de Antonio Soler. Autobiografismo, cronotopo y cine, dirigida por Rafael Malpartida, es el resultado científico y académico de un duro y largo trabajo de investigación de José Ángel Sánchez, que culminó el 19 de marzo, con su presentación ante un tribunal de la UMA, que le otorgó la máxima calificación académica: Cum Laude.

Pero fue mucho antes cuando a José Ángel Sánchez se le despertó el interés por la obra de Antonio Soler. El descubrimiento de su prosa comenzó, primero, con la lectura de algunos cuentos suyos, luego en el instituto Guadaljaire, donde este profesor creó un aula de poesía, para que los alumnos entraran en contacto con el mundo de la literatura y, por tanto, desmitificar la profesión de escritor.

Tiempo después, en el instituto Martín de Aldehuela, trasladó esta «tradición». A uno de esos encuentros literarios asistió el autor de Lausana y allí nació esta pasión por la trayectoria literaria de Antonio Soler. «Empecé a ver que era uno de los autores más coherentes de la narrativa española. Soler estaba empezando a construir un mundo literario que me llamó la atención y vi que merecía la pena investigar su narrativa. Por aquellas fechas, hice los cursos de doctorado y decidí plantear esta investigación», cuenta este catedrático malagueño.

Son varios los motivos que le animaron a iniciar el estudio de la obra de un autor alejado de los grandes círculos literarios, como Madrid o Barcelona: «Soler es uno de los escritores más significativos y coherentes de la narrativa española actual y creí necesario ponerla en valor. Quizá ese deseo del escritor de quedarse en su Málaga natal ha provocado que su nombre suene menos, lo que no quiere decir que su prosa sea menor, todo lo contrario; Soler ha cultivado una obra rica, llena de matices», explica José Ángel Sánchez y añade: «Su obra es el resultado de una labor más callada, más introvertida, más interior. Por eso merecía este reconocimiento y esta puesta en valor. También esta tesis supone el inicio de un camino a seguir por otros investigadores».

El carácter inabarcable de la producción literaria de Soler le obligó a acotar la investigación en torno a cuatro novelas que «forman un todo», un «mundo literario» -en opinión del profesor- y parte de su narrativa breve. Las bailarinas muertas (Premio Herralde de Novela 1996 y Premio Nacional de la Crítica 1997), El nombre que ahora digo (Premio Primavera de Novela 1999), El espiritista melancólico (2001) y El camino de los ingleses (Premio Nadal 2004) protagonizan el grueso de este trabajo. «Desde mi perspectiva, estas cuatro novelas forman una especie de saga, en la que los personajes deambulan de una novela a otra y también vi que esos personajes están prefijados y trabajados en relatos anteriores. En la tesis no hay un estudio sobre estos relatos, sino que se utilizan para explicar la prefiguración de estos personajes», detalla José Ángel Sánchez, quien actualmente es catedrático en el instituto politécnico Jesús Marín.

«Con La noche, Soler ya empieza a crear ese universo, de seres desvalidos, un poco extraños, con influencias de Faulkner, de Proust... Se empieza a ver esa prosa lírica y a crear un lenguaje propio», apostilla.

«Territorio Soler». Estas novelas se enmarcan dentro de un territorio geográfico, El Territorio Soler: el barrio, las calles, los cines, los bares y los lugares de ocio... El espacio-tiempo y el tiempo-espacio se entrecruzan en esa «transferencia realidad-literatura» de la obra de Antonio Soler. «La narrativa de Soler no es autobiográfica; lo que hace es una transferencia de la realidad a su obra. Hay elementos de la realidad, que tamizados por la imaginación pasan a sus novela», observa.

Para establecer estas conexiones, el profesor inicia este estudio con un biografía del autor malagueño, la más completa hasta el momento, que le permitió extrapolar datos, por ejemplo, qué de ese personaje de ficción, Solé, tomó del real, analizar las coincidencias, las transformaciones por la imaginación o qué elementos son inventados. «Tengo que agradecer a Antonio Soler todo lo que me ha ayudado. Me ha abierto su casa, su corazón», destaca Sánchez, quien le realizó varias entrevistas para completar este extenso trabajo científico.

Tanto, que la tesis incluye en el apartado final, en los apéndices, una transcripción literal de las entrevistas, ya corregidas, y el material cartográfico de delimitación de ese Territorio, subraya quien ya es considerado ya el biógrafo oficial de Antonio Soler. La tesis doctoral, además, reúne todos los cuentos del autor de Tierra de nadie, muchos de ellos «perdidos» y de difícil localización.