Alas 02.51 horas de la mañana el cuerpo del actor secundario chocó contra la acera tras caer de un octavo. Se descartó el suicidio al comprobarse que fue arrojado por el ventanal de su apartamento. Deduje que el agresor debía ser un tipo alto, atlético, fuerte. La historia no tenía sentido, así que me llamaron a mí. Al editor. Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo.

El actor secundario era un corrupto. Su querencia por las cloacas le había hecho famoso. Esta vez, debió de toparse con algo demasiado peligroso. Observé que en la escena había recortes de periódicos referentes a festivales de cine. Especialmente del de Málaga.

Al día siguiente, su sustituto, un actor conocido por su activismo social, era encarcelado por un asunto dudoso. Empecé a pensar que tal vez alguien estaba quitando de en medio personajes cinematográficos.

Visité al actor principal. Me confesó su preocupación por el futuro del Festival, pero rechazó mi teoría "conspiranoica". Poco después sufrió un intento de asesinato.

Las pistas me condujeron al Productor. Testigos afirman que discutió con el actor secundario. Lo abordé en su apartamento. Manejaba facturas falsas expedidas a nombre del festival de Gijón, San Sebastián, Huelva... Confesó ser un testaferro; alguien le contrató para desviar fondos de varios festivales hacia paraísos fiscales. Ignoraba la identidad del paganini. Le apreté un poco y me pidió que volviera en 24 horas.

Contacté con mi antiguo mentor, un guionista jubilado. No me creyó. Ocurrió lo mismo con el Director y su actriz principal y musa. No les caigo bien desde el asuntillo aquél de los oscars. Me expulsaron del set a claquetazo limpio.

Regresé a visitar al productor. Tenía una bala en la frente. En ese momento, la Policía irrumpió. Me habían tendido una trampa. Pringao.

En la cárcel de Alhaurín, empecé a atar cabos. El actor secundario descubrió la trama del productor y la identidad del conspirador. Quizás quería extorsionarlos. O quizás la conciencia le pudo por una vez. Me fugué ayudado por el guionista y la actriz. Habían investigado una trama de sociedades fantasma que se dedicaban a la gestión de festivales. Un árbol con múltiples ramas y una raíz común: Foxyboot inc.

Su único accionista: El Actor Principal.

El Director no podía creerlo. Habían trabajado juntos en tantas películas...

De camino a la Mansión del actor, dejé mi diario en el buzón de La Opinión de Málaga. El Actor es un oponente formidable. Dudo que salgamos vivos de ésta.

El Director, El guionista, La Actriz y yo abordamos al Actor . Ni se despeinó.

«Actor, No te dejaremos hacerlo».

Impasible, respondió:

–Director, ¿me tomas por un villano de tebeo? Lo hice hace 45 minutos.

Encendió el televisor. Los números rojos provocaban el cierre del Festival de San Sebastián. Gijón. Huelva... El Ministerio anuncia un plan especial para salvar al único Festival superviviente: Málaga.

«¡Lo conseguí!», gritó el Actor, con los puños en alto.

El Actor sabía que la crisis iba a provocar el cierre del festival de Málaga. Utilizó empresas para gestionar el desfalco de otros festivales. El actor secundario lo descubrió, así que tuvo que acabar con él. No fue difícil; El Secundario era un tipo duro pero él es un héroe de acción. Su sustituto trabajaba con el sindicato de actores y se estaba acercando. La cárcel lo desprestigió. Tras mi visita, fingió el intento de asesinato para desviar sospechas. «Lo he hecho por Málaga», dijo. «Mi Málaga».

Debemos guardar silencio, dijo el Director. Por el bien del cine.

Todos asintieron

«Bromeáis, seguro», dije.

Al salir de la Mansión, El Director me cortó el paso.

–Sabes que no puedo dejarte ir.

Ahogando las lágrimas, le miré a los ojos.

–¿A qué esperas? Hazlo.

Me fundí en negro.

El Festival de Málaga adquirió prestigio internacional, desbancando a Berlín, Venecia... el Actor fue nombrado presidente vitalicio del jurado.

Cierto día, un articulista de La Opinión buscaba un tema para su columna semanal. Le pidió orientación al jefe de Cultura.

–Por el amor de Dios Jose, muestra un poco de iniciativa. No sé, mira a ver en el correo de los majaras.

Entre la correspondencia, asomaba un sobre grueso. Contenía lo que parecía ser un diario.