El escritor alemán Günter Grass, premio Nobel de Literatura 1999, ingresó en una clínica de Hamburgo por problemas cardíacos, informa el popular diario "Bild", en su edición de mañana.

Grass, de 84 años, está siendo atendido en la clínica Asklepios St. Georg según ese medio, que se remite a fuentes hospitalarias.

Fuentes de su oficina precisaron, tras difundir "Bild" la noticia de su ingreso, que el escritor entró en dicho hospital acompañado de su esposa "para una revisión médica programada desde hace tiempo" y que se partía de la base de que en los próximas días regresará a casa.

La información de "Bild" saltó mientras persiste el revuelo en torno al poema "Was gesagt werden muss" ("Lo que hay que decir"), publicado a principios de mes y en el que el autor de "El tambor de hojalata" acusaba a Israel de poner en peligro la de por sí frágil paz mundial con su potencial atómico.

En su polémico poema, Grass acusaba además a Israel de plantearse un ataque a Irán capaz de aniquilar a su población y afirmaba que se sentía obligado a decirlo ahora, con su "última tinta", antes de que fuera demasiado tarde.

Desde el entorno del escritor se relacionó su decisión de escribir ese poema a su, al parecer, delicado estado de salud.

El texto causó una fuerte controversia en Alemania, cuya elite política observa rigurosamente la regla no escrita de la absoluta cautela respecto a la política de Israel por razones de responsabilidad histórica.

El gobierno israelí reaccionó declarando a Grass "persona non grata", entre acusaciones de antisemitismo y recordado su confesión tardía, en 2005, de que a los 17 años había servido en las Waffen-SS.

Grass trató primero de calmar las aguas matizando que su crítica se dirigía a la política del Gobierno de Israel, pero luego volvió a encender los ánimos al comparar los métodos de ese país con los de la extinta República Democrática Alemana (RDA).

La polémica en torno al poema se desató tras su publicación simultánea en el diario alemán "Süddeutsche Zeitung" y otros grandes rotativos internacionales, como el español "El País",

La dura reacción de Israel fue calificada de populista y hasta histérica, tanto en ese país como en Alemania.