A estas alturas, presentar a la Free Soul Band es una auténtica pérdida de tiempo, pues se trata de una de las bandas malagueñas con mayor reputación. Llevan trece años haciendo soul y funk, géneros poco frecuentados en Málaga cuando ellos comenzaban a ofrecer sus primeros directos, a finales de los noventa. Son admirados y queridos por partes iguales, y es raro encontrar en toda la provincia a un amante de la música que no haya disfrutado de una noche loca con la Free.

Pero sí que merece la pena repasar su trayectoria, sobre todo ahora que la banda inicia una nueva etapa estrenando vocalista, Suzette Moncrief –la tercera en tomar el control del micrófono en la historia de la formación–, y nuevos temas. La puesta de largo de este tercer asalto de la Free Soul Band tendrá lugar mañana en el Teatro Echegaray (21.00 horas).

El conjunto inició su andadura en 1999, año en el que la marca de refrescos Schweppes les propuso crear un conjunto de versiones soul para apoyar una promoción por locales de toda Andalucía. La acción publicitaria no se llevó finalmente a cabo, pero la banda ya estaba montada, así que ellos decidieron seguir adelante por su cuenta. El céntrico Onda Pasadena acogió su primera actuación.

La voz cantante la ponía Laura Insausti. Junto a su hermano Rafa Insausti a la guitarra, José Abad al bajo y Kiko Moya a la batería –los cuatro militantes del grupo de power-pop Duty Free–, reclutaron una sección de metales para hacer posible la magia de Aretha Franklin, Otis Redding, James Brown, Etta James y Marvin Gaye, algunos de los artistas de cabecera del inicial repertorio del grupo.

El personal estilo de Laura marcó el primer lustro de vida de la Free Soul Band: los años del despegue, en los que también influyó positivamente la consolidación de la sección de vientos –con Jaime Fernández al trombón y Víctor García al saxo– y la aportación de los teclados de Mingui García. Tras la marcha de Laura, el grupo fichó a Javito. La garganta del argentino radicalizó la propuesta soulera hacia un funk más directo y enérgico. Abad dejó las líneas de bajo en las manos de Miguel Bárcenas y el grupo se convirtió en una imparable locomotora de ritmo con una incendiaria puesta en escena.

Ahora la Free Soul Band vuelve a sus inicios, con voz femenina y adaptando parte de sus versiones a las nuevas luces que alumbran el camino de la soul music, como la fallecida Amy Winehouse, pero sin olvidar a los grandes del género, de ahí la importancia de Sharon Jones en esta nueva etapa, en la que Eric Sam ejerce como bajista.

Suzette. «El encuentro entre Suzette y la Free Soul Band era inevitable», relata Rafa, quien asegura que no podía imaginar a otra persona capitaneando la nueva andadura del grupo. Ya razón no le falta.

Nacida en el neoyorquino barrio del Bronx, Suzette inició su carrera en los clubes de jazz de Manhattan, donde la calidez y la potencia de su voz comenzaron marcar diferencia. Ya en Málaga, lideró el grupo Southern Cats, que ahondaba en un exquisito repertorio de blues y rhythm and blues, y desde hace años es la cantante de la Lito Blues Band. Los coloridos registros de Suzette casan a la perfección con el espíritu original de la Free Soul Band, al que regresan ahora con temas de The Temptations, Smokey Robinson y Eddie Floyd, aunque sin renunciar al trepidante Mr. Dynamite y a su inmortal Sex Machine.

«El secreto de que hayamos permanecido tanto tiempo es que siempre hemos luchado por el concepto de grupo. Somos músicos de banda, no una suma de individualidades», sostiene Kiko. La Free Soul Band promete una noche repleta de ritmo y sorpresas, y se muestran firmes en su intención de seguir otras tantas décadas soulizando al público de Málaga. Una misión divina que siempre se han tomado muy en serio.

Cada concierto como si fuese el último. La Free Soul Band ha tocado en todos los locales de la Costa del Sol, en gran parte de Andalucía, en diversos puntos de España y hasta en el Festival de Jazz À Luz, en Francia. Para Rafa, su guitarrista, el secreto de su enérgico directo es la entrega de todos sus componentes. «La garra de la Free se basa en que nos entregamos en cada concierto como si fuera el último de nuestras vidas, aunque solo haya dos personas en el público». Y tanta es la admiración que despiertan que, según cuenta Kiko, una pareja de novios cambió la fecha de su boda para que ellos pudieran amenizarla. j.z. málaga