El humor de Eugenio marcó escuela. Fue un «animal escénico y de las distancias corta», como lo define su hijo, Gerard Jofra, quien el domingo presenta en el Teatro Alameda (19.30 horas) el espectáculo «Reugenio», protagonizado por el mejor imitador del creador de aquella mítica coletilla: «Saben aquel que diu…».

Este espectáculo es un claro homenaje a Eugenio, su padre.

Por supuesto. Pretende ser un tributo de un hijo hacia su padre. Trabajé con él durante muchos años y ahora se cumplen once años desde su ausencia. Aún así, creo que creo que su humor sigue siendo actual y atemporal.

¿Podemos decir que quien no haya visto a Eugenio en directo casi lo podrá ver en este «Reugenio»?

Creo que Eugenio es único e irrepetible. Ha habido muchísimos imitadores, tanto profesionales como personales, pero quizá estemos ante el mejor. Me parece muy presuntuoso decir que quien no haya visto a Eugenio, lo podrá ver en este espectáculo. Lo que sí se le hace es un grandísimo homenaje. Cuando comenzamos a hacer este montaje un señor me dijo que a los cinco minutos había olvidado que quien había en el escenario era un imitador. Son palabras que me llegaron muy adentro, pero jamás se podrá igualar o superar a Eugenio.

Eugenio fue pionero en España de la «stand up comedy», género que ahora está por todos lados…

Creo que fue una escuela. Es uno de los pocos referentes para todos los cómicos de Este país. Uno es Gila, el otro es, posiblemente, Luis Sánchez Polack, y el tercero es Eugenio. Creo que él está en el pódium de los cómicos de este país, donde hay muchos y muy buenos.

El humor de Eugenio era blanco. No entraba en temas políticos ni decía groserías. ¿Es ese el secreto de su gran popularidad y del cariño que le tenía toda España?

Por supuesto. Esto marcó y por eso Eugenio es de todos y para todos. No se quiso jamás identificar con ninguna opción política. Su saben aquel que diu ha traspasado fronteras.

Su imagen, con el cigarro, la copa y vestido de negro, es un icono.

El cigarro y la copa eran para remarcar las pausas y los tiempos muertos. Hay que saber que se tiraba hablando en el escenario más de una hora y necesitaba refrescarse la boca. El negro era para captar la máxima atención. En sus inicios actuaba con ropa de calle, incluso de blanco. Un día se decidió por el negro para focalizar la atención del público. Aunque él decía que el negro era porque de pequeño siempre quiso ser túnel.

Su semblante serio también provocaba la risa por contraste.

Claro. Esa forma, esa seriedad… y la gente descojonándose. Esto es un poco lo que rompía. Con Eugenio la gente se reía en sus silencios y sus pausas. Algo que también pasa con Reugenio. Y de la misma forma que se reían cuando contaba un chista, si hubiese leído la lista de la compra, al público también le habría hecho gracia. Creo que las formas son claves en su éxito.