Su primera vez en el Festival fue apoteósica, desatando el fervor de las fans. Años después regresa, más tranquilo, dejando atrás ese aura de estrella de la pequeña pantalla. Ayer presentó «The Pelayos», con un personaje divertido en el que se reinventa a sí mismo.

¿Qué es lo que más le fascinó cuando llegó el guion de The Pelayos a sus manos?

Que fuera una historia real, que fueran unos españoles los que estuvieran desbancando todos los casinos del mundo y de una forma legal. El hecho de que se convirtieran en los verdaderos Ocean´s Eleven y encima que fueran españoles, que se recorrieran casinos del mundo entero creando grandes admiradores, porque tenían publico cada vez que ganaban... Aunque también se hicieron grandes enemigos, los dueños de los casinos, que intentaban deshacerse de ellos. Se invertían las formas: los buenos pasaban al lado oscuro.

¿Qué le ha aportado Freddy, su personaje en el filme, a Miguel Ángel y viceversa?

Este personaje para mí sido muy especial, ha sido el rodaje en el que mejor me lo he pasado en mi vida por la locura que era vivir lo que viven los personajes: cuando no era una secuencia en una discoteca de fiesta era en un casino ganando treinta mil euros... Pero, sobre todo, fue el disfrute de trabajar desde la libertad, del no juicio, de dejarse volar. Eso era algo que potenciaba muchísimo el director y que para mí fue un gran regalo.

Aquí lo vemos en un rol más divertido y menos dramático...

Sí, totalmente. Hasta que llegó este papel todo lo que había hecho era drama, todo desde un lugar más contenido; tenía que contener muchas emociones y cuando terminaba el rodaje aflojar, dejarlas salir de alguna forma. En cambio, en The Pelayos las emociones eran libres.

Su Freddy es ligoncete y crápula. Parece que le siguen encasillando en el papel...

Yo nunca había hecho un personaje así, y sinceramente no me planteo si me encasillan o no. Yo cuando hago una película me tengo que enamorar del personaje de la historia. Y a mí este filme me daba muy buen feeling: el personaje tiene una inocencia detrás y una espontaneidad para vivir una situación que es surreal y que a mí me resultaba muy atractiva y que me apetecía explorar .

Alguna anécdota habrá de ese rodaje tan divertido como usted dice que fue...

Recuerdo cuando el productor nos unió por primera vez para que nos conociéramos todos en El Bulli; a partir de ahí fue un no parar... Nos pagaban las dietas de la comida en fichas del casino, con lo cual nunca nos llegaban las dietas, el primer día nos las gastábamos todas. Y recuerdo una escena que era imposible rodarla por las risas, no podíamos parar de reír... Un desfase y una locura. Una de las mejores experiencias de mi vida.

Se va a hacer asiduo a partir de ahora de los casinos ¿no?

Antes de hacer la película no había ido nunca, comencé a frecuentarlos cuando me la estaba preparando. Pero me lo tengo bastante prohibido, la verdad: el casino y yo no calzamos bien porque empiezas y no puedes parar.

Ya no se deja ver tanto en series de televisión, se ha centrado más en el cine. ¿Quizás por el éxito desmesurado y todo lo que conllevó ser el protagonista de Sin tetas no hay Paraíso?

Para nada. Me encantaría volver a la televisión, lo que pasa es que por el momento estos proyectos de cine que me han llegado son ese tipo de aventuras que sabes que te van aportar muchas y muchas experiencias. Trabajar con Lluís Omar, con Oriol [Vila], con Daniel [Brühl]... Son cosas que no me quiero perder. Pero no huyo de nada.

Me imagino que será consciente de la mala situación que vive el cine español, con los recortes a la orden del día. ¿La tijera es la solución?

Es un momento muy complicado, vamos a tener que adaptarnos a una situación muy compleja. Es muy difícil lo que estamos viviendo, desde luego, pero quiero pensar de una forma optimista y creer que esta crisis va a dar paso a mucha creatividad que va nacer desde la impotencia. Estamos en un momento en el que el cine español tiene mucho talento pero con muy pocas posibilidades de llevarlo a cabo y eso genera mucha frustración, con grandes guiones que no pueden hacerse realidad.

Pero, a pesar de la crisis, usted no ha dejado de trabajar desde su gran éxito televisivo...

Me siento muy afortunado, me puedo dar con un canto en los dientes. La verdad es que es un privilegio estar currando en algo que te gusta y que para mí es un sueño.

Recuerdo cómo su primera visita al Festival de Málaga fue una locura total, con las fans acosándolo allá por donde iba. ¿Cómo vivió usted aquello?

Mi experiencia aquí siempre ha sido muy buena, creo que les pasa a todos los compañeros. El de Málaga es un festival muy especial, con un público que te da siempre una acogida muy cálida... Por eso, cuando nos dijeron que The Pelayos había sido seleccionada para la Sección Oficial fue increíble.