­­El cineasta Imanol Uribe presentó ayer en la competición del Festival de Málaga el largometraje Miel de naranjas, un cinta ambientada los años cincuenta que recuerda el terror de la posguerra en nuestro país, donde las órdenes de ejecuciones se despachaban a diario en los tribunales franquistas. Ibán Gárate, Blanca Suárez, Karra Elejalde, Eduard Fernández y Ángela Molina, entre otros, forman el reparto de la producción.

Su película viene a reflejar una terrorífica época de nuestra historia en la que nadie estaba a salvo.

Sí, el origen de la historia está basada en hecho reales y la verdad es que cuando me llegó el guion me pareció muy atractivo. Conocía cosas de aquella época, pero no me imaginaba que en los cincuenta hubiera esa represión. El cine está, entre otras cosas, para recuperar esa memoria.

Pero hoy día recuperar esa memoria aún sigue siendo causa de conflictos.

Es absurdo. Hace poco un amigo extranjero me decía, intrigado, que cómo era posible que alguien que quiera recuperar la memoria de su familia encuentre tantos problemas. No le entraba a la cabeza.

¿Cree que sigue latente el miedo de aquellos años?

Sí. La realidad es que sí. Creo que hasta que no apartemos todos los fantasmas del pasado no se normalizará esta situación.

Lamentable es también la situación del cine en nuestro país. Incluso hay quienes auguran su muerte en pocos años tras el tijeretazo del Gobierno.

Su muerte no, pero una buena estocada, sí. Si habláramos de colores, el cine estaba ultimamente en un gris tirando a oscuro y ahora está en un negro casi total. La situación es muy delicada y complicada, a parte de la propia crisis mundial que afecta a todo el mundo. Pero dentro de la cultura, el cine en concreto se ha llevado unos recortes mucho más fuertes. Desde que trabajo en el cine, en 1976, no había visto una situación tan precaria como la de ahora.

Se dice que de cada euro que se invierte en cine, se revierten tres de beneficio. ¿Por qué esta guerra contra la subvención?

Según la dinámica económica de nuestro país, pensar que el cine subsistiría sin subvenciones es muy complicado. Lo que va a ocurrir es que se van a hacer muchas menos películas, algo que ya está sucediendo. Se van a hacer dos, tres o cuatro grandes filmes al año, las que decidan los grandes canales de televisión, que son los que tienen la sartén por el mango, y después habrá una serie de cintas independientes, de bajo coste, hechas con poco dinero y mucho ingenio.

¿Despeja alguna duda la ley del mecenazgo en este sentido?

Creo que la primera vez que escuché hablar de la ley del mecenazgo fue a Pilar Miró. No tengo mucha fe en ello.

¿Usted es de los que cree que sobran festivales de cine en nuestro país?

Sí. En España y en el mundo. Hombre, vamos a matizar: todas las incinativas en pro de la divulgación del cine me parecen estupendas. Pero hay tantos que no hay películas suficientes. Quizá la solución sería, en lugar de tanto festival desperdigado, que se realizaran menos pero más atractivos.

«Lo que no hay que hacer son películas maniqueas». El protagonista de «Miel de naranjas», Ibán Gárate sostiene que se deben llevar a cabo «todas» las películas que se tengan que hacer sobre el pasado de España. «También es bueno hablar de estas guerras, que nos tocan más de cerca, porque hay tantas historias casi como tantas personas estuvieron implicadas». Al respecto, Blanca Suárez dijo que «nunca» se cansa de ver películas de esta temática. Por otro lado, explicó que, dada su juventud, tiene 23 años, la época de Miel de naranjas le pilla «lejos no, lo siguiente», por lo que para ella «es casi una historia de ciencia ficción». El productor del filme, y presidente de la Academia del Cine, Enrique González Macho, insistió en que la cinta no está ambientada en la Guerra Civil, sino que es posterior, e incidió en que lo que no hay que hacer «son películas maniqueas».