Siempre me ha gustado contar historias. Cuando veo algo que me gana o arrebata no puedo dejar de mirar; es hipnótico, lo necesito. Mi madre se asombraba cuando me quedaba absorto con cualquier mini-historia. Era inseparable de cómo sentía el mundo, eran conexiones. Hoy ha habido dos conexiones. La primera, una compañera de prensa acreditada que caminaba con un modelito mientras llevaba a su perro. Todo esto a la hora de comer. Significaba dos cosas, que había ido a comer a su casa y había terminado y que le tocaba sacar a su can para rápidamente volver al Cervantes, Albéniz o cualquiera de las sedes de los sueños en 2-D. Vamos eso parecía ser lo que pasaba. Me gustaba pensar que eso pasaba, porque creé cierto entorno y conexiones con ella. Interpreté su historia como interpreto cada gesto, cada necesidad, cada suspiro, cada risa, cada cabeza baja o cada negación en las ruedas de prensa. No puedo dejar de hacerlo...

Hoy ha sido el turno de Buscando a Eimish, una película con intenciones, con estilo pero a la que le falta chicha. Es una pena: no da la estocada y eso en este festival no se perdona. Y eso que la película me tenía medio ganado por ubicarse en esa ciudad inclasificable, sobria, excelsa y necesaria como para mí lo es Berlín... Y por tener ese tono naïf atrayente.

La segunda de las conexiones de las que hablaba ha sido Manuela Vellés; me explico: hay gente que es atractiva, gente que es fotogénica y que gente que sencillamente tiene destellos y brillo y emite algún tipo de rayos o energía o carisma o yo qué sé. Manuela es una de ellas: es como una cigüeña a punto de rompérsele las patas, grácil, hermosa, misteriosa, alejada, de otro planeta. Se trata de sensaciones al fin y al cabo y de uno que se enamora de la luz fácilmente. Todo ese espectro de sensaciones es lo que nos define.

La otra sensación ha sido como Óscar Jaenada -coprotagonista- se ha plantado en la rueda de prensa con la mirada abajo todo el rato, incluso manejando su smartphone. Si en la presentación de una película, donde se culmina un trabajo de años, donde se ponen sobre la mesa tantas cosas, donde te la juegas, un actor se comporta así, creo que hay un serio problema. Eso sí, me gustaron la mirada y las ganas de la directora, que parecía emocionada.

Asistí a la masterclass de Fernando Colomo, sabio director y agradable orador que nos hablaba sobre su último proyecto, La banda Picasso. Basado en un hecho real de la vida del maestro malagueño, su supuesta implicación en el robo de la Gioconda. Se habló de los rodajes en digital, de la financiación y la producción, de cómo hasta a él le cuesta hacer cine hoy día. El público estaba interesado.

Por la tarde nos acercamos para escuchar a una leyenda de nuestro cine, Jaime Chávarri. Había un punto de tristeza o melancolía en sus palabras. Hizo balance, incidiendo en que ha hecho bonitas películas de encargo; pidió apoyar a las nuevas generaciones y reivindicó que haya mejores guionistas, no tan influenciados por los gustos televisivos.

Y el fenómeno Mario Casas, mamma mia, qué escandalera. El equipo de Tengo ganas de ti -presentaron un avance de la esperada secuela de Tres metros sobre el cielo- llegó tarde: literalmente las fans tiraron de los pelos y empujaron al actor a la salida del hotel, todas las féminas desatadas. Cine para toda la familia, con presupuesto, caras y romance. No digo más. Antena 3 Films debe estar contenta. Por lo menos no engañan a nadie.

Un apunte. Los pases de ZonaZine de la nueva cinta de Chiqui Carabante, agotados. A ver si hay suerte de pasar... Día de conexiones y conferencias.

PILDORITAS FESTIVALERASGanas de Mario Casas

La adolescencia alborotada corretea estos días por varios lugares del centro de Málaga en busca de una foto con sus ídolos de la pequeña y la gran pantalla que acuden al Festival. Cada noche se pueden ver a cientos de chicas y chicos gritar al paso de los actores y actrices por la alfombra roja del Cervantes, pero ayer al mediodía, un grupo organizado de fans de Mario Casas se desplegó entre la puerta del Hotel AC y el restaurante Mariano para dar caza al deseado intérprete de Tengo ganas de ti. Vestidas con camisetas pintadas con mensajes dirigidos al actor, los teléfonos sincronizados y las cámaras de fotos colgadas al cuello, este grupo de fans de Casas no cesó en su empeño hasta dar con el objetivo. Ellas, que a cada mensaje de móvil corrían desde la plaza del Carbón hasta la plaza de la Marina, lloraron y gritaron de alegría cuando al fin divisaron a su presa. No hay nada que se interponga entre una admiradora impetuosa y su admirado. Pregúntenle al pobre Mario.

Chávarri: un madrileño del Barça

Ayer era imposible no hablar de la noticia del día: la derrota del Real Madrid contra el Bayern. El director Jaime Chávarri, que recibía el Premio Retrospectiva del certamen, vivió una jornada con una considerable sesión de entrevistas. En la concedida a La Opinión, saltó el tema de la Copa de Europa y la sorpresa: Chávarri, madrileño de nacimiento, es seguidor del equipo de Guardiola. «No veas la que tengo que aguantar por eso», se confesó el realizador. Son las cosas del fútbol.

Regalo a Cristina Pedroche

Entre los periodistas también hay estrellas. Por ejemplo, Cristina Pedroche está estos días por el Festival de Málaga entrevistando a actores y actrices. Por cierto, nos relata desde su cuenta de Twitter que la gente de nuestra ciudad «es muy cariñosa», y dice: «Recibir un regalo sorpresa en la puerta del hotel... Gracias al desconocido».

Un triunfo que parece ya anunciado

Cada día que pasa tenemos más claro que Carmina... o revienta, el debut en la dirección de Paco León, va a ser la gran triunfadora del Festival de Málaga de este año. Una cinta que podría tener tirón comercial y una foto de los «leones» con sus biznagas en la mano siempre resulta de lo más apetecible. Habrá que empezar las apuestas.