Hacía ya mucho que Luis Miguel no desembarcaba con sus canciones en Málaga, pero la larga espera se vio recompensada ayer con un concierto que reunió a miles de seguidores en el Martín Carpena y que sirvió para hacer un recorrido por su larga trayectoria profesional, desde los temas que lo lanzaron al estrellato allá por los años 80 cuando era un veinteañero hasta los clásicos boleros, convertidos ya en marca de la casa como símbolo de la madurez de un artista sin rivales en el potente mercado latino.

Tras pasar por Santiago de Compostela, Cáceres o Palma de Mallorca, el cantante mexicano –de raíces españolas por vía paterna–, trajo el espectáculo de su gira mundial demostrando que sigue siendo el mismo –la misma tez bronceada, el mismo color negro en sus trajes– y que aún puede atrapar a sus fans, de todas las edades y condición, con un repertorio que ya se puede calificar de todo un clásico. Romances, amor, boleros, temas con algo más de acción, sobre todo de aquellos primeros discos que dibujaban en sus portadas a un Luis Miguel de melena al viento… Era lo que el público esperaba y fue lo que el cantante multiventas le dio a un aforo que estaba completo, en el que no faltaron numerosos desmayos. Dos horas de melodías y emociones en una ciudad que recibió al cantante con un día de lluvia gris, que sin embargo no consiguió desanimar a sus fieles, que pacientemente hicieron cola ante el pabellón desde mucho antes de la hora marcada para el concierto.

Con un poco de retraso, sobre las 21.50 horas, Luis Miguel salió al escenario. Con una sonrisa en los labios y con unas palabras para los asistentes, que llegaron tras las primeras canciones: «Es un enorme placer estar de nuevo en Málaga y también mando un saludo cariñoso a toda España». Y a partir de ahí, ante un público rendido, tocó dar rienda suelta a la pasión que aún sigue poniendo cuando pisa un escenario, ese terreno donde se mueve con soltura, bajo unos focos, los del imponente escenario, que ama tanto como odia esos otros focos, los de la prensa del corazón, que le persigue allá donde va para saber de sus últimas conquistas, de sus tres hijos y de sus viajes por medio mundo. Como no podía ser menos, no faltaron canciones como Te propongo esta noche, la muy conocida Suave, Amor, Amor, Amor y los sones de boleros como Somos novios, Bésame mucho, Tres palabras o La Barca.

Tampoco faltaron otras más antiguas, de sus inicios, como La chica del bikini azul o La misma de ayer, e incluso se atrevió con Come fly with me, canción de Frank Sinatra que el «Sol de México» cantó con «La Voz» en sus duetos, junto con otras melodías de su último disco, como Labios de miel… Casi dos horas de un concierto que puso Málaga a sus pies y que demostró que el Rey lo sigue siendo.