Será uno de los equipamientos más importantes del país y cada vez está más cerca su inauguración. Las obras en la Aduana, la antigua Subdelegación del Gobierno, encaminadas a la adaptación de este edificio neoclásico en el futuro Museo de Málaga, forman parte de nuestras retinas desde hace mucho tiempo. Acabarán este verano. Desde el exterior se aprecian ya esos cambios en la fisionomía arquitectónica del Palacio y el flujo constante de obreros avecina el final de la complicada historia de la pinacoteca, con sus fondos almacenados desde 1997.

Las colecciones de Bellas Artes y Arqueología del Museo de Málaga llevan ya quince años esperando a ser exhibidas para el disfrute de los malagueños y visitantes. Pero ya se ha dado el primer paso para desvelar uno de sus secretos mejor guardado: qué veremos en la Aduana. Tras varios años de trabajo, la directora del Museo de Málaga, María Morente, presentó ayer el programa expositivo de la pinacoteca (secciones de Arqueología y Bellas Artes), que no prevé instalar una subsede del Museo del Prado. Fue a través de una conferencia en el Centro de Bienes Culturales y Patrimonio Mundial del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), con motivo del Día Internacional de los Museos. «Este programa fue presentado y aprobado por el Ministerio de Cultura en 2011; nadie me ha comunicado lo contrario», recalca Morente.

Más de 5.000 metros cuadrados de superficie expositiva [3.500 m2 para la colección permanente, 1.200 m2 para las temporales y 500 m2 para otros espacios de exhibición] albergarán muchos siglos de historia de Málaga.

Este documento define perfectamente la identidad, la personalidad y la filosofía de este equipamiento cultural de primera magnitud: Un sólo museo con dos colecciones y con un hilo de encuentro entre ambas. La Aduana abrirá sus puertas a finales de 2013 con alrededor de 2.3000 piezas expuestas. Serán 300 obras de arte (el 80% del total de los fondos artísticos) y unos 2.000 arqueológicos (el 15 %del total) los que inaugurarán la nueva etapa de la pinacoteca.

En este sentido, la sección de Arqueología guarda en sus almacenes piezas nunca vistas procedentes de los últimos 30 años de excavaciones en la capital y provincia y que lucirán próximamente en la Aduana, como las cerámicas descubiertas en el yacimiento fenicio de La Rebanadilla, en los terrenos de la ampliación del campo de vuelo del Aeropuerto de Málaga; el hipogeo fenicio localizado en una intervención en la calle Mármoles; una fuente nazarí hallada en el subsuelo del Museo Picasso Málaga; una estatua romana de Hércules, en calle Granada; el medallón de Trayamar; los ajuares romanos del Cerro Colorado de Benahavís...

El programa sobre los contenidos de la colección permanente, que se mostrarán en la primera y la segunda planta de la Aduana, se divide en cuatro bloques temáticos y por orden cronológico. A la vez se han diseñado cinco itinerarios expositivos distintos. En este caso, una de estas rutas rescatará a una serie de personajes malagueños (el Marqués de Salamanca, Muñoz Degrain, Moreno Villa, Ferrándiz...) a los que les «pondremos nombre y apellidos y tendrán un peso significativo en el recorrido».

Discurso. El Museo explicará su propia historia en el primer bloque Introducción sobre la Málaga del XIX y la creación de la Aduana. De esta forma, la narración artística se posicionará en la Málaga decimonónica, porque «tiene muchas circunstancias que definen la idiosincrasia de la ciudad». Y la Aduana se incorpora a este programa expositivo como una pieza de arte más. Por ello, el visitante empezará y finalizará el recorrido con un discurso sobre la propia historia del edificio, que se convirtió en el primer inmueble neoclásico de la ciudad y reflejó el cambio de gusto de la época, acostumbrada a lo barroco.

Así, el planteamiento expositivo prevé explicar en una sala la Málaga decimonónica y la creación de la Aduana. «Un museo tiene que ser una etapa más del propio museo, por lo que esta institución cultural se musealizará a sí misma», detalla María Morente.

A continuación, vendrá la sección de Arqueología, que arrancará con la Colección Loringiana, que representa el inicio del coleccionismo arqueológico en Málaga. En este área, las 2.000 piezas arqueológicas que se exhibirán se han organizado en torno a nueve temas, tales como La prehistoria en las cuevas malagueñas, El megalitismo y el final de la prehistoria, Fenicios, Málaga musulmana o De los primeros cristianos a la Málaga bizantina, entre otros.

Los espacios que lucirán estos vestigios arqueológicos contarán estos contenidos desde un punto de vista historiográfico, «la historia a través de la historia», afirma Morente. «El público conocerá desde las primeras lecturas hasta el estado actual de estas investigaciones. Conoceremos la evolución de estos estudios», razona.

Cada uno de estos contenidos arqueológicos finalizará en una «sala evocadora» que reforzará la importancia de estos descubrimientos. Habrá, por ejemplo, un montaje sobre el hipogeo fenicio aparecido en la calle Mármoles o reproducciones de pinturas rupestres en la sala dedicada a las cuevas malagueñas.

Tras este paseo por las diversas civilizaciones asentadas en la capital y la provincia desde la antigüedad, el recorrido dará paso a la Colección de Bellas Artes. Para ello, el público se posicionará en el siglo XIX al ver colgado el boceto de la emblemática pieza de Bernardo Ferrándiz Alegoría de la Historia, Industria y Comercio de Málaga (1870), que luce en el techo del Teatro Cervantes. «Es una obra que representa el auge económico, social y cultural que experimentaba la Málaga del siglo XIX», observa la directora del Museo de Málaga.

Después, irá otra unidad temática sobre el inicio del coleccionismo público de arte de la mano de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, sobre la creación del Museo Provincial de Bellas Artes en 1913 y un repaso por las diferentes sedes que ha tenido en su historia.

A continuación, el itinerario se detendrá en las colecciones de pintura del XIX malagueño. Las emblemáticas Anatomía del corazón (Y tenía corazón) y Flevit super illam, de Enrique Simonet; Floristas valencianas, de José Nogales, o Ecos de Roncesvalles, de Antonio Muñoz Degrain, entre otros, serán algunas de las 200 piezas que se colgarán en la pinacoteca.

En el apartado de Las Vanguardias Artísticas, Pablo Picasso aparecerá representado a través del legado de Jaime Sabartés (colección de grabados del malagueño y biblioteca); el óleo Mosquetero, que actualmente se exhibe en el Museo Picasso Málaga; una jarra de cerámica y la pieza Una pareja de ancianos. Y también tendrá una gran presencia la importante colección que posee el Museo sobre José Moreno Villa. Seguirán el Arte de los 50, con el Grupo Picasso o Palmo.

Habrá una sala dedicada al formato en papel para preservar al máximo su conservación, en la que se alternarán los contenidos, así como unas zonas de descanso, con audiovisuales y testimonios grabados de personas vinculadas a Málaga, al Museo o a nuestra historia.

En Historia de la institución, tendrán cabida aquellas curiosidades singulares de la pinacoteca, como la exposición de un traje de samurái de Moreno Carbonero, o una cabeza de San Juan de Dios, de Fernando Ortiz, que se libró de la quema de iglesias del 36 al pensarse que era una obra de Pedro de Mena.

Dentro del recorrido artístico habrá otro «secundario», «muy didáctico», con recreaciones de un estudio de artista o un saloncito burgués, con mobiliario del Museo.