Diego Manuel Béjar es un emprendedor clave en la cultura LGTB. Creador de los portales Chueca y Universo Gay, desde hace un año se ha lanzado a la edición de libros de ficción y ensayos que muestran una visión más flexible y moderna de la homosexualidad. Hoy, a las 23.00 horas, presenta la editorial en el bar El Carmen.

Tengo entendido que Málaga tuvo mucho que ver en la génesis de Stonewall.

Sí, porque Entrada+ consumición, de Carlos G. García, la primera novela, la que desencadenó todo esto, la que me forzó a montar una editorial sólo para publicarla; es de un autor malagueño, transcurre en Málaga y de hecho la portada del libro es una fotografía del autor en El Carmen, el bar que sale en la novela y forma parte de la trama de la misma, y donde precisamente presentamos hoy la editorial. Y entre las personas que apoyaron esta iniciativa con más energía estaba también otro escritor malagueño Miguel García León, de Collage.

Por cierto, hablando de León y Collage. Era la única tienda especializada en cultura homo de la ciudad y se vio abocada al cierre hace unos meses. ¿Lo de que los gays y lesbianas es un público muy interesado por la cultura es un cliché?

Todas las generalizaciones acaban siendo un desastre. Entre el público homosexual hay de todo, también hay gente sin estudios. Por otra parte, la cultura LGTB no tiene por qué tener un público LGTB, sería como asumir que Carl Sagan sólo escribe para astronautas, o que las novelas de vaqueros sólo son para gente que se dedique a la ganadería. Pero respondiendo a su pregunta, yo creo que más bien el tema es que tenemos un problema económico (y político) que afecta al consumo de todos, y también a los LGTB, que no es por nada, pero también somos parte de la sociedad, para lo bueno y lo malo. Tampoco creo que los LGTB seamos la panacea del refinamiento, la cultura y el snobismo, ni mucho menos una clase superior. Como mucho, podríamos considerar hasta qué punto la homofobia ha hecho que muchas personas se acaben refugiando en la cultura y el deporte. Si no me hubieran hostiado tanto de niño por mariquita, obligándome a buscar refugio en la biblioteca del colegio, igual no habría montado esta editorial.

Muchas personas creen, por desconocimiento, que la literatura homosexual está plagada de escenas eróticas y que son siempre las mismas historias.

Si es cierto que hay mucha novela en donde parece ser que si no hay un polvazo memorable nadie la publicaría. Pero eso también pasa en la literatura no-LGTB, y nadie se mortifica por ello. Precisamente la semana que viene publicamos una nueva novela en Stonewall de temática erótica... Pero es un erotismo distinto, más de uno dirá que raro, y evidentemente cultural. Prueba de ello es que va prologado por Luis Antonio de Villena.

¿Cuál es la misión de su editorial?

Publicar una literatura en la que las personas LGTB puedan sentirse identificadas, en la que los personajes puedan tener una gama de sentimientos y conflictos más cercanos al público LGTB. Porque es un poco hartante que siempre los protagonistas sean heterosexuales, incluso en novelas de astronautas (¡hasta en El Planeta de los Simios!) o de zombis y siempre hay una relación heterosexual. ¿Por qué no pueden ser LGTB algunos de los personajes? Así que por otro lado lo que pretendemos es que si hacemos una literatura de calidad, cualquier persona, sea LGTB o no, puede acercarse a estos libros y disfrutarlos exactamente igual que tradicionalmente los homosexuales hemos disfrutado de historias de personajes heterosexuales.

Póngame un ejemplo.

Orgullo Z, una novela que publicamos en noviembre y que está teniendo mucho éxito entre los fans del género zombi... Porque con independencia de que los protagonistas sean una lesbiana, una travesti y un gay (que además es mulato y seropositivo) el caso es que es una buena novela de zombis, con una buena historia y muy bien narrada, y punto. Todos, con independencia de géneros e identidades, pueden disfrutarla.

Es que ha habido mucho libro con protagonistas homosexuales que luchan por aceptarse y ser aceptados. Eso también ha cansado, ¿no cree?

Estamos viviendo una época de cambios en la cultura LGTB, donde las historias de autoaceptación («soy gay, nadie lo sabe, no sé qué hacer con mi vida») y sexo («soy gay y te vas a enterar») están dando a otras historias, que son por las que más apostamos en Stonewall, donde la homosexualidad de los personajes no sólo está aceptada sino que además no es discutible ni cuestionada («que si, que soy gay, pero que ahora mismo lo que me preocupa es otra cosa, déjame que te cuente»). Es en esa nueva generación donde se engloban proyectos de Stonewall.