«Mi colección no saldrá de España». Así de rotunda se muestra ayer Carmen Thyssen al asegurar que su colección privada, cedida gratuitamente durante los últimos 13 años al Museo Thyssen-Bornemisza, no cambiará de país. La baronesa asegura que no va a estar «jugando» sobre si existen países interesados en la compra de su colección. Pero exclama: «Claro que los hay ¡Como no va a haberlos si es la colección más importante del mundo que continúa en manos privadas!».

A pesar de ello reconoce que «sería una desfachatez» por su parte y «poco serio» traer a España la colección de su marido y que ella se llevara la suya. «Se lo he dicho al ministro José Ignacio Wert: Tranquilos, yo no me voy, pero espero que me tratéis bien», explica.

La baronesa anunció recientemente que la necesidad de dinero le ha llevado a sacar a subasta la pintura La esclusa (The lock) de John Constable (1776-1837), y subraya que esa es «la única obra» que va a poner a la venta.

El cuadro, que será subastado en la sala Christie's de Londres el próximo 3 de julio con un precio de salida estimado entre 20 y 25 millones de libras esterlinas (de 25 a 32 millones de euros), es una de las joyas de la colección privada de Carmen Thyssen; una de las seis pinturas que forman parte de la serie más famosa de Constable y la única que permanece en manos privadas. «He tardado tres años en tomar esta decisión», señala la baronesa, quien recuerda que para que la colección del barón Thyssen viniera a España tuvo que renunciar a las herencias de su marido. «Si no nunca hubiera llegado aquí», dice. Gracias a esta renuncia Carmen Thyssen pudo tener su colección privada.

«Mi marido siempre quiso que yo tuviera esta colección privada, en la que hay cuadros del padre de mi marido, entre ellos la mayoría de los Gauguin del museo, cuadros que él coleccionó solo, cuadros que coleccionamos juntos y cuadros que coleccioné yo sola». La baronesa explica que las «malas inversiones», el no percibir «sueldo alguno» y no ingresar ninguna cantidad por su colección privada, le han llevado a considerar que la venta de la obra de Constable es «la única solución». Si esta venta sale bien «estaré tranquila durante bastante tiempo. Soy ahorrativa y austera», afirma la baronesa, quien añade: «Si Dios quiere, no voy a vender más cuadros».

Carmen Thyssen señala que el pago de un alquiler por su colección, por el que lucha desde hace años, le hubiera solucionado las cuentas.