Hoy decimos Adiós a la Bohemia en el Teatro Cervantes. La Bohemia fue un tiempo donde una España repleta de personajes miserables, empobrecidos y fracasados, asistían al desmoronamiento de lo que en un tiempo se llamó imperio español.

Hace mucho tiempo que dejamos de ser un imperio y justo es reconocer que, cuando ya no queda nadie con vida de los que vivieron aquella época, más que decirle adiós a la bohemia deberíamos darle los buenos días.

El pesimismo y los amagos de tristezas se han vuelto a instalar en nuestras calles y desde luego, parece que nuestro presente va a ser un camino de obstáculos de difícil recorrido.

Leo los periódicos y me invade el pesimista ambiente bohemio que debió sentir quien leía, como yo, los periódicos de la mañana en aquellos lejanos años de mil novecientos.

Sin embargo, donde menos te lo esperas, casi como si fuera un milagro, a veces hasta la cotidiana prensa abriga destellos de alegría y diría yo que hasta de esperanza ciega.

Mira por dónde que en la andaluza Sanlúcar de Barrameda, un simple barrendero cargado de humanidad y nobleza, tiene a bien cada mañana, dar los buenos días a los críos cantándoles por Bob Esponja.

Es curioso que sea la canción de Bob, un tipo honesto y vitalista, la escogida por quien defendiendo tan humilde oficio nos demuestra merecer una cátedra de pedagogía.

Cuando mañana vuelva a cantar a sus niños, detrás de la reja de su guardería, yo sabré que en mí país hay alguien a quien le importa la infancia y que con su valentía de cada mañana, está ayudando a quienes sin duda son el futuro de España.