3 Domingo reinas

En una embarcación decorada con 10.000 flores de sus jardines, la reina Isabel II encabeza un desfile de un millar de barcos por el río Támesis de Londres. Hay armiños, coronas, carrozas y un Jubileo de Diamantes. Un enorme E, la inicial en inglés del nombre de la reina, cubre la cubierta del barco. En él navegan también el príncipe Carlos, su esposa Camilla, el príncipe Enrique y los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina. Ellos llevan uniformes militares; ellas coloridos vestidos con sombreros, de Alexander McQueen en el caso de la duquesita. Suenan las bandas sonoras de James Bond y Dios salve a la Reina.

Exaltación monárquica, fervor renovado por la corona con más solera de Europa. En España, igual que hay una princesa del pueblo apócrifa (Belén Esteban) hay reinas isabeles. Una de ellas es la soberana de la copla y la tonadilla. Como metáfora de que ni las más altas instancias se libran de la mancha, de que la larga mano de la justicia alcanza a todos, aunque no por igual según palabras de ella misma, Isabel Pantoja está en capilla. Su jubileo particular la espera en la Audiencia de Málaga a finales de mes. Ha dicho el presidente de la Audiencia –que, al contrario que la Pantoja, sí mantiene que la justicia no hace distingos– que ni la expondrá a la caterva de paparazzis ávidos de carnaza ni le pondrá una «alfombra roja». Vamos, que no habrá desfile fluvial. El Guadalquivir no llega a Marbella.

4 Lunes rojo Botín

Desde que Letizia deslumbrara en la boda de Federico y Mary de Dinamarca con un Caprile bermellón, el rojo dejó de ser un color proscrito en el protocolo real. Kate Middleton lo lució en el Jubileo. Algunas le afearon que dejara desdibujadas a Camila y a la reina. Les habría robado protagonismo aunque se hubieran vestido de Agatha Ruiz de la Prada. Lo que pasa es que Emilio Botín, al saludar al rey en Brasil, fue más allá. El rojo hombre choca más. Y en bermudas. Y es que, aun admitiendo que Botín promociona el color de su banco, el financiero cometió errores de bulto: la exposición impúdica de sus canillas, el abuso de logos, las zapatillas y los calcetines blancos. Pero los españoles preferirían ser Botín antes que, por ejemplo, Nadal, Rajoy o Velencoso. Según una encuesta de GQ, los pondrán verdes, pero a la hora de la verdad a uno de cada cuatro lo que más le gustaría presidir un banco. Y si hay que llevar calzones rojos, se llevan.

5 Martes Recortes de revista

A la baronesa Thyssen no la mueven los títulos, ni el dinero, ni los cuadros. A Carmen Cervera lo que le hace seguir adelante es el «no a la tala» y la esperanza de volver a ver a su hijo, con el que tantas polémicas tiene. Con motivo del Día de Medio Ambiente vuelve a manifestarse contra el eje Prado-Recoletos de Álvaro Siza. «Estuvo muy amable pero es la primera vez en mi vida que acabo diciéndole a alguien: Adiós, señor no le saludo más». Hasta ahora nadie había dicho de Siza que sea «tan cabezón, pero yo también lo soy». Y ahí siguen los dichosos árboles. Entretanto, la baronesa subasta un cuadro de John Constable –La esclusa– y sigue llamando a su hijo Borja «dos veces al mes». No se lo cogen y no tiene opción «ni de dejar un mensaje» en el contestador. Se ve que no tienen ni siquiera whatsapp. Pero ella sigue al tanto de su prole –el niño ya va camino de darle el tercer nieto– a través de sus abogados y, por supuesto, por la prensa: «Leo las revistas y recorto las noticias». Así va montando el currículo y el álbum familiar. Gracias a la revista ¡Hola!

6 Miércoles Cosa de hombres

En los años sesenta la tele era en blanco y negro y el fútbol, el coñac, el ejército y los puros eran cosas de hombres. Cristina Fernández de Kirchner, en los sesenta, era una jovencita y no bebía Soberano ni nada de nada. Ni se imaginaba que un día ocuparía la Casa Rosada. Pero, cuarenta y tantos años más tarde, las mujeres juegan con el balón, beben, fuman y hasta se alistan, aunque no son costumbres para alardear precisamente. Algunas, como Cristina, dirigen el gobierno de un país. «En el Directorio de YPF, no hemos colocado ninguna mujer, ahora que me doy cuenta. El petróleo es cosa de hombres. Hay que conocer el campo petrolero, con 15 grados bajo cero. Es una tarea muy dura, muy difícil, por eso son tan duros», ha dicho la presidenta argentina. Yo creía que, en el siglo XXI, cosas de hombres apenas quedaban los problemas de próstata y, en algunos casos, una cierta mayor predisposición para el bricolaje o la lectura de mapas de carreteras. Pero no. Faltaba el petróleo. El campo petrolero y sus 15 grados bajo cero son cosa de hombres. Y los consejos de administración, llenos de trajes y corbatas, sin manos negras ni frío, por lo visto, también. Menos mal que las mujeres sí pueden ser presidentas.

7 Jueves Damas, sin primeras

Valérie Trierweiler no quiere ser primera dama. Tiene razón cuando dice que es una expresión obsoleta. Trierweiler es periodista. La pareja de Hollande ha invitado al pueblo francés a hacer propuestas. Primera periodista, le han sugerido. Igual algo exagerado. La misma Trieweiler ha recordado a Eleanor Roosevelt. A Carla Bruni no le molestaba que la llamaran primera dama, primera modelo que llega a primera dama, primera dama que canta, primera dama que hace cine a las órdenes de Woody Allen y primera dama en dar a luz en el Elíseo. Claro que Valérie es la primera dama que trabaja, que no está casada y que no será primera dama.

8 Viernes El chupasangres

No entiendo cómo Ana Obregón no alertó a Paloma Lago. Ella tuvo una mala experiencia –eso dice ahora– con el polaco Darek y un hijo con un conde, Lequio. Claro que el aristócrata presunto que sedujo a la presentadora era más polaco y más noble, que era un supuesto príncipe descendiente del linaje de los Drácula de toda la vida (o la muerte). Pero, cosas que pasan, el príncipe resultó ser rana. No había principado, ni fondo de inversión en Polonia, ni cámara de comercio que presidir. La pobre Paloma se quedó compuesta, sin novio, sin príncipe azul y sin dinero. Ahora le acusa de haberle estafado el corazón y el monedero. Dicen que Teresa Bueyes, abogada de famosos, cuenta que el príncipe azul desteñido, ante una actriz anterior que también salió escaldada, alardeaba de ser un descendiente directo del mismísimo vampiro que inspiró a Bram Stoker. Teniendo en cuenta que en Bulgaria, que no es Polonia pero cerca, han encontrado esqueletos con estacas clavadas y creen que Stoker no andaba desencaminado, ¿quién te dice que el polaco no fuese realmente un chupasangres?