El Museo Picasso de Málaga muestra desde hoy en su nueva exposición temporal cómo evolucionaron desde 1888 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, de la mano del cartel publicitario, tanto las propuestas estéticas como la propia sociedad europea.

"Más que la compra de un objeto, una venta directa o grosera de un producto, estos carteles incitaban al ciudadano a la compra de un nuevo tipo de vida", ha afirmado hoy en la presentación Carlos Pérez, comisario de esta exposición con 174 piezas originales de 91 autores entre los que figuran Ramón Casas, Jules Chéret, Fortunato Depero, Cassandre, Man Ray, Matisse, Rodchenko o Toulouse-Lautrec.

Se trata de una disciplina "que hasta hace muy poco tiempo no se ha considerado una gran obra de arte, sino una obra menor", y en el caso de España se ha producido "una aproximación muchas veces por razones de tipo folclórico más que estético o de conocimiento de una época o de investigación".

"Incluso las propias empresas no han guardado sus carteles comerciales y éstos han tenido un carácter efímero, para usar y tirar o para ser tapados por otro cartel de una empresa de la competencia", ha apuntado el comisario.

La exposición llega hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, "el momento en el que todos los movimientos modernos se disolvieron y se acabó con la utopía de los artistas que creían que el arte era el modo idóneo de que los países se acercasen, las culturas se interrelacionasen y no hubiese más conflictos bélicos".

El cartel fue además "testigo de la evolución de las propuestas estéticas, desde el 'art nouveau' o modernismo, como se llamó en España, al futurismo, constructivismo, racionalismo y al diálogo entre abstracción y figuración que se dio entre 1920 y 1938".

"Los carteles exigían que un público sin excesiva cultura visual entendiera lo que quería decir el cartel y se desarrolla todo un nuevo lenguaje en países como Rusia, donde triunfa una revolución y hay una tasa de analfabetismo del 79 por ciento, y el cartel funciona más con imágenes que con palabras y ayuda a educar al ciudadano", ha afirmado Pérez.

Esta disciplina "interesó a los artistas de vanguardia por la posibilidad de nuevas técnicas y formas y al permitirles salir de su aislamiento cultural, dejar de ser una elite y ofrecer sus propuestas desde la calle, alejados de las galerías y museos, en los espacios públicos, junto a las esculturas y los edificios".

Con una instalación que combina los criterios cronológico y temático, la exposición dedica un espacio especial a dos campañas emblemáticas que coincidieron en 1898, la de Michelín con su mascota Bibendum y la de Anís del Mono diseñada por Ramón Casas, ha explicado el comisario.

Por su parte, el consejero de Cultura y Deporte, Luciano Alonso, ha reiterado el agradecimiento del gobierno andaluz a Christine y Bernard Ruiz-Picasso, nuera y nieto del artista, por hacer posible la creación del Museo Picasso de Málaga y ha expresado su deseo de mantener "el número y la calidad" de las exposiciones temporales pese a ser consciente de que ésta es "una situación complicada".

Los carteles que se exponen hasta el 16 de septiembre proceden de numerosos museos y colecciones como el MOMA de Nueva York, la Biblioteca Nacional de Francia en París, el Museo de Artes Decorativas de Praga, el Museo del Cartel en Wilanów de Varsovia, el Museum für Gestaltung de Zúrich, la Biblioteca Nacional Széchényi de Budapest o el Centro de Arte Reina Sofía.