A lo largo de todos los años de incesante producción artística, Pablo Picasso mantuvo siempre un vínculo con los cánones del mundo clásico, a veces más estrechos y evidentes en sus creaciones y otras veces menos visibles, aunque su admiración por los códigos estéticos de Grecia y Roma, así como los surgidos en el Renacimiento, siempre permaneció latente en su obra. De esa estrecha relación del genio malagueño con el clasicismo nace la exposición Picasso: La seducción clásica, inaugurada ayer en la sala de exposiciones de la Fundación Picasso, Museo Casa Natal.

Un total de 46 grabados, libros ilustrados y cerámicas de Picasso forman esta muestra elaborada con los propios fondos de la Casa Natal que estará abierta al público hasta el próximo 7 de octubre. «La esencia de este proyecto es exponer y dar a conocer los fondos de la Fundación a través de distintos discursos», señaló el director de la Casa Natal, José María Luna, que indicó que esta muestra, «con pequeñas variaciones», estuvo expuesta en Valladolid entre enero y marzo pasados, llegando a contabilizar aproximadamente unas 14.000 visitas.

Las obras de esta exposición fueron creadas entre 1905 y 1971 y suponen una aproximación global a la presencia, desde la óptica del tratamiento del cuerpo y sus ideas asociadas de seducción del clasicismo en Picasso, sus transformaciones y sus refutaciones, en un diálogo con la tradición pleno de divergencias y convergencias.

«Las primeras obras son de cuando Picasso tenía 24 años, en el tránsito de la época azul a la época rosa, y era normal que hubiera una presencia clásica teniendo en cuenta su formación academicista», explicó el comisario de la muestra, Mario Virgilio Montañez, que matizó que lo largo de los años «se observa cómo Picasso se va alejando de ese concepto de clasicismo, pero manteniendo siempre una deuda con los ideales de las formas puras».

En la muestra Picasso: La seducción clásica destacan obras como los aguafuertes que el genio creó para ilustras las Metamorfosis de Ovidio, «uno de los libros más bellos de la historia», según Montañez, y la visión del clasicismo aplicado a las dos últimas compañeras sentimentales de Picasso –y por tanto rivales–, Françoise Gilot y Jacqueline Roque.

Afán de pureza en las formas masculinas y femeninas. La nueva muestra de la Casa Natal, que inaugura así el calendario expositivo de verano, muestra el afán de pureza y equilibrio de Picasso en las formas masculinas y femeninas, y parte de una declaración del genio pintor acerca de la deuda que mantenía con el arte clásico y el deber, pero también las dificultades, de alejarse de ese clasicismo: «Desde Van Gogh, todos somos autodidactas, casi se podría decir pintores primitivos. Como la tradición se ha hundido en el academicismo, debemos recrear todo un lenguaje. Y cada pintor de nuestro tiempo está capacitado para recrear este lenguaje de la A a la Z».