Es uno de los mejores guitarristas del mundo -incluido en la prestigiosa lista de notables de la revista Guitar Player-, tiene más de 45 discos de oro y platino, un sinfín de hits en todo el mundo... Pero quiere seguir contando para los aficionados a la música. «Siempre estoy componiendo. No vengo a despedirme a los lugares donde toco, porque yo siempre tengo algo nuevo que presentar», asegura este hombre, con casi seis décadas de carrera musical profesional a sus espaldas, que se dice pronto. Acaba de lanzar un álbum de boleros, Señor bolero, y pronto, en agosto, hará lo propio con un disco de versiones de Elvis Presley.

Publica usted dos nuevos discos este año. ¿Es el compromiso de por vida con su público?

Mientras mi salud mental y física estén bien no pienso retirarme, realmente. Eso es lo que tengo en mente ahora, y llegará el día en que me tendré que retirar porque todo en la vida tiene su fin, como quien dice, pero por ahora estoy bien y sigo en marcha. Sobre todo, porque hay que darles competencia a los artistas jóvenes y darle al público lo que pide. Siempre digo que me gustaría ver si todos estos jóvenes artistas van a tener una carrera de cincuenta y ocho años como la he tenido yo y otros de mi generación. La verdad es que no creo que eso sea posible con el talento que hay hoy.

¿Y a qué cree usted que se debe el tremendo éxito del que siempre ha gozado en su carrera?

En mi caso, el éxito se debe a que ante todo soy músico. Quiero decir que hay muchos cantantes, artistas, que no son músicos, siempre buscan a alguien que les surta de material, que les produzca sus canciones, yo aprendí a ser productor porque uno no puede depender de muchos productores, y ahora mismo tengo mi propio sello, con el que sacaré en septiembre mi disco latino Alma rebelde, y todas las canciones del álbum son absolutamente compuestas por mí.

Es curiosa esta afirmación porque su fama internacional le vino interpretando canciones de otros, como Light my fire, de The Doors, que incluso tuvo más impacto en cuanto a ventas que la original.

Sí, y fue una gran sorpresa para mí. Yo no quería grabar Light my fire porque cuando la grabé en 1967 ya The Doors la había grabado, y creía que era muy difícil que la canción volviera a sonar de nuevo con fuerza, pero me tocó la suerte de que la hice a mi estilo, muy diferente a la que hicieron The Doors, llegó el éxito y gané dos Grammy en 1968, un hito desde luego, especialmente un latino en el mercado anglosajón, algo que no había. Pude cruzar esa frontera y estoy supercontento.

Usted fue además el primer artista latino que fichó por el sello Motown en los años ochenta. ¿Qué recuerda de aquellos años?

Aquello fue tremendo, y de verdad, todo lo que me ha pasado en la vida ha sido una sorpresa. Por ejemplo, cuando comencé a grabar en Argentina, los boleros en el año 1967, fue una locura porque me trataban como si fuera uno de los Beatles, no podía salir del hotel, las chicas gritaban tanto que la verdad es que no se escuchaba la música del show...

Entonces, ¿evoca aquellos tiempos con nostalgia o no es usted realmente de los del «cualquier tiempo pasado fue mejor»?

Me alegro en parte de que todo eso se acabara en su momento, puesto que ahora los aficionados y la crítica me escuchan de una manera mucho más seria, y le tengo que agradecer a Dios y a la vida todo lo que me ha pasado.

El bolero ha sido uno de los terrenos musicales que ha frecuentado a lo largo de su carrera, y también uno de sus grandes defensores, porque no siempre ha tenido buena prensa.

Cuando el bolero se estaba cayendo en los años sesenta yo fui el artista que trajo de nuevo el bolero al público, con guitarra, voz y percusión, algo que nunca antes se había hecho. El bolero siempre se grababa con tríos o con orquesta, pero nadie se atrevió a hacerlo con voz y guitarra. Al bolero le puse influencias del blues y del jazz, y si por ejemplo te pones a escuchar esos tiempos, en las introducciones que yo hacía se notan esas influencias.