Canción en blanco es el título del último poemario de Álvaro García, obra galardonada con el XXIV Premio Loewe. Dentro de este delirio de pasión y vida, de palabras que no buscan la mesura sino transmitir la emoción de un momento contundente e inexorable en la vida del poeta malagueño, Álvaro García arroja versos implacables al que sostiene un libro con fondo negro y mancha roja en la portada, una mancha que busca ser corazón, que pretende serlo, pero que quizá –según la mirada del que sostiene la respiración al otro lado de la página–, se quede en mancha, en recuerdo de un corazón que fue, de un corazón con vocación.

«El amor y la música reordenan el mundo mientras parece que lo desordenan». Amor. Música. ¿Acaso no es lo mismo? ¿No es la misma identidad jugando a ser dúplice? En Canción en Blanco hay mucho de identidades huidizas, de situaciones que nos destruyen o reconfortan, de sensaciones desaforadas y superadas por un instante. Tras cada página me encuentro, no en su totalidad o quizá no en este presente, pero sí una parte de mí que fue, que estuvo. Amor. Música. Pienso en el tempo, en la velocidad de ambas palabras, en la necesidad del ritmo en sus existencias. Amor. Música. Emoción. La necesidad de emocionarse, la capacidad para emocionar. Sin eso, somos poco más que huesos, gramos de polvo programado y cobarde. No nos salvará la lucha. Nos salvará la emoción capaz de iluminar partes de nosotros desconocidas, enmascaradas por la miseria que ofrece la rutina, ignoradas por el ruido imperante, por la tiranía de un tiempo que sólo entiende de perversidad; nos salvará la emoción ante lo que acontece, porque en esa «alteración del ánimo» reside lo que somos, reside el ejercicio de aprender a mirar desde otro ángulo, con otro punto de vista.

En blanco. Me quedo en blanco. Ahora, en este ahora tan inexacto y convulso como el que dibuja la estrofa y el verso desmedido que galopa entre abismos y grietas, vuelvo al poema, a la palabra. Intento no atender a la alarma ni al contrato perpetuo. Vuelvo al poema como se regresa al origen, al lecho materno, y me dejo hacer por esas palabras que son mucho más que poesía. Amor. Música. Emoción. Poesía€ ¿acaso no es lo mismo?