Es un caso muy similar al de una enfermedad que va extendiéndose por el cuerpo humano. Así le ocurre a la Cueva del Tesoro ubicada en Rincón de la Victoria, en la que el denominado mal verde se está expandiendo considerablemente por todo su interior. Se estima que en este período de diez años se ha triplicado su presencia dentro de la misma.

Manuel Laza, miembro de la familia propietaria de esta gruta de origen marino y que se encuentra declarada como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía, destaca que «es como si se tratara de un enfermo terminal», debido al notable aumento de la presencia de esta alga; cuyo principal consecuencia es la destrucción paulatina de la roca por la zona donde crece.

Su avance se ha producido sobre todo por las condiciones de humedad existentes en el entorno así como la malas condiciones de iluminación: «Además, se está dando el caso de que estas algas se están situado ya a pocos centímetros de las pinturas rupestres; y si llegan a ellas, directamente desparecerían y provocarían un destrozo irreparable».

Las manifestaciones artísticas en las cuevas prehistóricas de El Cantal son abundantes y la mayoría de las pinturas conservadas son rojas, y en ella se han encontrado restos del Paleolítico y de la Edad de Bronce. En este sentido, Laza indica que para impedir la propagación del mal verde «es conveniente habilitar un tipo de luz más fría, y que se apagara de forma automática cuando los visitantes abandonasen la sala».

Por su parte, la concejala de Turismo del Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, Marta Marín (PP), destaca que dentro del plan de puesta en valor del entorno, enmarcado en la Iniciativa de Turismo Sostenible con un presupuesto de 8,9 millones; «una de las prioridades es el mal verde», y en el que se incluye también la mejora del Parque Arqueológico del Mediterráneo. «Incluso se estudiarían otras vías de financiación para ello, en caso de que el proyecto se retrasase a través de la ITS», añade.